ELEGÍA CONTEMPORÁNEA PARA ROCÍO JURADOQuiero escribir una elegía para Rocío Jurado. Una elegía contemporánea, de iconos de deseo, muerte y resurrección. Debería decir te recuerdo, Rocío Jurado, caminando por la arena de la playa, pero no. Nunca te vi caminando por la arena de la playa. Nunca te abrí la puerta de un taxi ni te hice la compra ni he palpado tu cupero para colocarte un micrófono ni te he perseguido, cámara en mano, por las calles de Chipiona. Pero hoy, catorce de julio, sentado en un bar de bayeta sucia y agua estancada, quiero escribir un poema, una elegía contemporánea, una elegía para tu voz. Enérgica y viril, volcánica, tu voz, nacida del estómago de la tierra, tu voz. En autocares de línea, en galas de sábado noche, Antena Tres, La 1, Telecinco, canciones de Quintero, León y Quiroga. Y Manuel Alejandro. Tu voz como un magma por las calles vacías, tu voz en el cuerpo de las camareras que sirven café desde las seis de la mañana, de dónde vendrán esas mujeres tan temprano. Desde qué hora rímel caliente, pintura de labios, sombra de ojos, desde qué hora. Abalorios de plata y canción ligera, tu voz en la plaza de abastos. En la harina de las frituras, en los chocos, en las chovas, en la pulpa de los tomates que revientan al sol al caer de una camioneta. En la mugre de los vertederos y en los insectos. Tu voz por los dormitorios, en los nódulos que crecen en las axilas de las madres, en las uñas de hombres que malviven en sucios apartamentos. Botellas vacías, calendarios, mandos rotos de vídeos VHS, colonia de hombre Brummel. En la boca de la puta que se arrodilla y chupa, deprisa, venga, no tenemos toda la noche, y después. Salitre en el tanga, Manolo, ponme un whitelabel, que tengo prisa, mañana es quince de julio y ya vienen los sevillanos. Como una ola. Y ocuparán hipermercados y fruterías, sí, Rocío Jurado, Sevilla entera follará esta noche, gotas de sudor que bajan de la nuca a las corvas, que se evaporan y hacen nube. Y llueve sobre el mar y enturbia el plancton. Y golpea con fuerza los cristales y arrecia sobre los músculos gastados de los viejos. Tu voz en los sumideros, en la basura acumulada en el cauce de los arroyos, en las conchas vacías de las galeras, en las algas que se pegan a la piel, en los peces podridos que vomitan las niñas en los ambulatorios. Tu voz en las guanteras de los últimos coches matrícula de Cádiz, en los vinilos almacenados, húmedos y putrefactos en los trasteros. Tu voz, icono quebrado, deseo, muerte y resurrección, tu voz es mi voz leyendo en voz alta este poema, esta elegía contemporánea.
Cada uno es mucha gente.
PABLO GARCÍA CASADO.
Visor, 2025.
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