LO QUE ME IMPRESIONÓ CUANDO M̶U̶R̶I̶Ó̶ ̶M̶I̶ ̶P̶A̶D̶R̶E̶ NACIÓ MI HIJO
No me impresionó su vida.
Palpar el ensamblaje final.
Las palabras totémicas, girantes:
padre
hijo
enhorabuena
ahora hay una boca más
y tú qué
y tú qué
ahora que hay una boca
más
ni su interior barroco,
—el lagartijo de menta palpitándole allá—
ni su llanto de pez fuera del agua
ni su llanto de niño arrancado
ni su verdura de lágrimas
ni su dialecto de llantos
ni su leche amarga.
No me impresionó el niñoniño,
mínimo entre mí y lo demás.
Yo que tan habituado a esta dimensión
y ahora el niñoniño habitando,
mínimo y girante, entre yo y lo demás.
Guardo en una cajita su descanso,
tengo la llave de su hambre.
Nada de todo eso me impresionó.
Pero sí su estatura itinerante,
la humanidad barriendo a las escamas,
su vocación de dulce capitán.
Hablará,
me enseñará a jugar al ajedrez,
me llevará en hombros a ver el tigre
que vive dentro del piano.
Las altas cordilleras del futuro.
Sus brazos fuertes y domésticos
pidiendo llevar el ataúd de su padre.
Eso me impresionó.
de EL P̶A̶D̶R̶E̶ HIJO (de Sharon Olds)
de Iván Onia
(Maclein y Parker, 2018).
El libro se presentará
el sábado 15 de septiembre en La Puerta Tannhauser de Plasencia
y el próximo 19 de septiembre en El gallo rojo (C/ Viriato, 9) de Sevilla.