solo para hacer florecer preguntas
sembraba a voleo respuestas
Agustín García Calvo
leíamos en clase aquel poema
que nada nos decía en una tarde
eterna de calor con voz cansada
debía de tener unos cuarenta
el viejo profesor que iba parando
para explicar de nuevo algunos versos
aquel donde era el mar según Manrique
en el morir destino en que confuyen
los ríos de la vida y yo veía
el gris azul tan claro de tus ojos
y nada me importaba sino en ellos
desembocar y hundirme en su refejo
cómo podría ser fugaz la vida
si el tiempo parecía detenerse
sentado junto a ti y en el pupitre
al contemplar tu pelo que caía
sereno adolescente virginal
cubriendo de oro el libro con un velo
cómo iba a marchitarse tu belleza
que en ese caluroso junio ardía
como una enorme hoguera de San Juan
o zarza que la llama no consume
desnuda transparente hecha de carne
mientras me acomodaba una erección
cuando llegó septiembre nos dijeron
que nuestro profesor no iba a volver
y en Navidad murió sin que a nosotros
llegase en realidad a conmovernos
leíamos en clase aquellos versos
sin sospechar que un día iba a ser yo
tratando de explicar ese poema
el viejo profesor dando el coñazo
Polvo en el aire.
Marcos Matacana Martín
Palimpsesto editorial