MI LUCHA
La Historia me absolverá.
Fidel Castro
Mañana me despertaré y no estarás, y no me daré cuenta hasta después del segundo café, pero antes me habré hecho una paja en la cama y visto con desinterés las bombas telediarias mientras espero los resultados deportivos. Entonces, pero solo entonces, admitiré que no estás, que sigues sin estar y que, definitivamente, ya no vas a volver. Un día llegará la comida sin que lo piense y al otro solo vendrás a mi cabeza un instante, en la caótica sucesión de imágenes preorgásmicas entre actrices, novias de amigos y compañeras de clase, quizá con otros labios, otras tetas u otro pelo: ventajas del onirismo onanista. Y pasarán días y al final lo olvidaré, y entonces dejarán de existir las mamadas en los servicios públicos, discotecas, parques y bares, los cutres ramos de rosas de veinte euros, las cenas en sitios medianamente asequibles, las películas en la cama y en los cines, los polvos en cualquier sitio y los besos en cualquier parte. Y no pasará nada. Seguiremos lejos de la clasificación para la Champions y agotaremos la última oportunidad empatando en casa. Me apuntaré a un taller de relato y a la tercera sesión dejaré de asistir, engordaré, adelgazaré, dejaré de beber, encontraré un trabajo sencillo y por fin me haré un hombre lejos de ti y de tus neuras, un hombre que se conforma con irse muriendo despacito mientras su equipo llegue a la UEFA y él alcance el fin de mes.
La huida hacia delante.
Ediciones de la Isla de Siltolá, 2014