ARREBATOS ALÍRICOS

Me fui sobreviviendo como pude

(José Luis Piquero)


lunes, 22 de octubre de 2012

Carta abierta a un defensor de los Centros Concertados


(CARTA ABIERTA A UN EX-ALUMNO DE COLEGIO CONCERTADO, BIEN FORMADO Y CONVENCIDO DE LA CONVENIENCIA DE QUE EXISTA ESTE TIPO DE EDUCACIÓN)

Miguel, personalmente, no tengo nada en contra de la educación en valores cristianos: yo también he sido educado en ellos y no me considero, en general, mal educado ni maleducado y, quizás por ello, creo en la solidaridad. Tampoco tengo nada en contra de la educación en valores socialdemócratas, he sido también educado en ellos e, insisto, creo que no me ha ido mal. Quizás también gracias a ellos creo en la necesidad de justicia social.
Sin embargo, no vería bien que se adoctrine a los niños y adolescentes en valores socialdemócratas con dinero público. Yo puedo estar absolutamente convencido de que jamás en mi vida voy a votar al Partido Popular, pero esas son mis ideas, producto de mi formación y de mi evolución. Sin embargo, veo mal que se eduque a los niños y adolescentes con la idea de que votar al Partido Popular es erróneo: eso es mi opinión, no un dogma: y que sea una opinión de mucha gente, incluso aunque llegara a ser mayoritaria, no lo convertiría en un dogma. Y que a mí me haya ido bien, no significa que sea justo, ni conveniente, ni oportuno, que se eduque a los niños y adolescentes cantando cada mañana La Internacional, leyendo algún fragmento de El Manifiesto Comunista o haciendo murales a favor de los trabajadores y contra la burguesía y el proletariado.
A lo largo de la historia ha habido asociaciones con la línea educativa socialdemócrata a la que los padres decidían libremente si llevaban a sus hijos o no. Por ejemplo, el krausismo, que acabó deparando la Residencia de Estudiantes. Si, actualmente, alguien cree que crear ese centro le va a ser rentable, contrata exclusivamente a profesores que tengan esa ideología y les despide cuando dejan de tenerla o de fingir que la tienen, pues bien, es su negocio. Pero que no venga pidiendo subvenciones, que bastante falta hacen en la Educación Pública. Y si alguien quiere llevar a sus hijos a esos centros, pues bien también, allá ellos, que los elijan y se los paguen. Pero sin desgravar, que es su elección.
¿Por qué no pasa lo mismo con los Centros Concertados Católicos? ¿Por qué pueden contratar a quién quieran bajo las normas que quieran (he visto convocatorias en las que pedían “lazo de consanguineidad con algún miembro del profesorado o el equipo directivo”) y lo tiene que pagar un Estado que se denomina aconfesional?
Tampoco tengo nada contra el Islam. No he sido educado en él y, por tanto, no creo que me haya influido ni positiva ni negativamente. Sin embargo, conozco a gente educada en esa religión que son educados, respetuosos, trabajadores y solidarios. Incluso, que creen en la justicia social. Bien, pongámonos en la tesitura de que, ante el gran número de inmigrantes que tenemos, se creen colegios islámicos. Colegios que, por supuesto, solo contratarán para dar clase a profesores que juren sobre el Corán, en los que se rece cada mañana mirando a la Meca y donde realicen actividades relacionadas con su fe o Su Fe (allá cada uno). ¿Veríamos bien que se financiaran esas contrataciones (y despidos) basados en su religión? ¿Aceptaríamos que parte de nuestros impuestos fueran destinados a esas actividades y esos centros?
En cuanto a lo de que “realizan un servicio a la comunidad”, Miguel, está claro. Educan, que no es poco. Sin embargo, me gustaría saber cuántos centros concertados se han abierto como Escuelas Rurales en pequeñas poblaciones, cuántos en barrios conflictivos… Alguno hay, claro. Pero su número debería hacer que nos planteemos si la labor social es su prioridad.
Por otra parte, todos estamos de acuerdo en que aprobar (o, incluso, sacar un 10) en una oposición no garantiza que se sea un buen profesor. Claro que no. Es un modelo muy imperfecto, pero es el único que hay. Como en tantas otras cosas, se debería alcanzar un gran consenso para crear un modelo mejor y que se premie a los buenos profesores y se descarte a los incapacitados para el puesto. Ojalá llegue lo antes posible ese consenso, por cierto.
Sin embargo, no creo que nadie pueda defender que, por ejemplo, *Respetar el Carácter Propio y la oferta educativa del Centro que se le dará  a conocer antes de ser contratado o *Colaborar activamente en la acción educativa-pastoral del Centro, sean sistemas de calificación más válidos sobre la valía de un profesor… Y, repito, he visto convocatorias en las que aparecía como requisito “tener una relación de consanguineidad” con un profesor o miembro del equipo directivo del centro. Como mínimo, me parecen criterios más arbitrarios que una oposición. Como mínimo, me parece polémico que el Estado financie centros con esa forma de contratar.
Insisto, el sistema de oposiciones es francamente mejorable, pero es el único fijado por el Estado para decidir quién se merece trabajar para Él y quién no. También el actual sistema de elecciones es muy debatible, pero, por ahora, es el único que hay. Lo que sucede cuando se tiene a profesores con la oposición aprobada pero sin plaza en el paro y a otros que no han aprobado ningún examen de oposición trabajando y cobrando de la misma partida presupuestaria es, en mi opinión, tan ridículo como si decidiéramos darle el gobierno a los partidos menos votados o, mejor aún, a alguien que ni se haya presentado a las elecciones amparados en que, claro, como tenemos un sistema de elecciones “injusto”, “inapropiado” o “desfasado”…  Para mí, ser coherente implica que no puede haber un solo profesor trabajando en un concertado (cobrando del Estado sin haber cumplido sus reglas) mientas haya un solo profesor con oposiciones aprobadas (aunque sea sin plaza) en paro.  
En cuanto a tu experiencia personal, Miguel. Por supuesto que hay profesores ineptos, incompetentes, bordes y, sencillamente, inútiles en la Educación Pública. Sin embargo, no creo que haya un porcentaje peor con respecto a la Educación Concertada y, si lo hay, es solo por casualidad o porque alguno que haya aprobado la oposición se ha ido relajando hasta niveles indignantes, pero nunca porque el sistema de elección sea mejor. De hecho, los profesores de la concertada se dividían en dos tipos: los enchufados que podían entrar directamente ahorrándose estudiar oposiciones y pegarse kilometradas y aquellos que no habían conseguido aprobar una oposición pública. Eso ha dejado de ser así, dado que ha dejado de haber oposiciones y todos tendremos que buscarnos la vida donde podamos, incluso formando parte de una consabida injusticia. Por cierto, mientras no hay oposiciones, seguimos pagando a gente en concertados y a profesores de Religión que no tienen por qué pasar por ese enojoso trámite.  
Aunque puede ser que tu mala experiencia en un centro público se debiera a la coincidencia con malos profesores, es posible que también influyeran algunos obstáculos propios de la Educación Pública, como la excesiva ratio de alumnos, la carestía de medios y, sí, la integración de alumnos con problemas educativos especiales e inmigrantes. No sé si en tu Centro Concertado, en concreto, teníais muchos inmigrantes o alumnos sordos, autistas, hiperactivos o de familias claramente desestructuradas y desfavorecidas, pero te puedo decir que no es, ni muchísimo menos, lo habitual. Y, sí, es más difícil dar clase así, pero es un reto que en los Centros Públicos aceptamos y que aceptaríamos con mayor gusto de tener medios apropiados (en vista a la expuesto, ¿se te ocurre un sitio de dónde sacar el dinero?)
En definitiva, los centros concertados suponen una injusticia. Por eso, aunque tu experiencia personal sea un claro ejemplo de cómo alguien puede llegar a ser una persona educada, culta, bien formada, que tiene asumidos valores como el respeto o el esfuerzo para alcanzar sus fines, eso no me parece determinante. Yo estuve de viaje en Cuba y me lo pasé de puta madre, y viví un año en Marruecos y estuve más que bien. Eso no los convierte en países con formas de gobierno justas ni convenientes.

2 comentarios:

  1. Hola Victor, tu carta transmite sensatez y coherencia, algo difícil de encontrar.Totalmente de acuerdo con tus argumentos. Felicidades y espero leer pronto nuevos poemas tuyos. Un abrazo
    Manuela Gonzalez, Miajadas

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  2. ¡Hola!

    ¡Muchísimas gracias por comentar y, además, por hacerlo con tan amables paralabras, Manuela! Yo espero que coincidamos pronto.
    Un beso

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