ARREBATOS ALÍRICOS

Me fui sobreviviendo como pude

(José Luis Piquero)


lunes, 22 de julio de 2019

Azahara Palomeque hermana 3 poemarios

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Hace poco comentamos en esta entrada algo sobre Rest In Plastic, el fabuloso último libro de Azahara Palomeque.

Poco antes, habíamos hecho lo propio con El cielo y la nada, de Toni Quero y, anteriormente, con No supo Víctor Frankenstein ser padre de Francisco José Najarro Lanchazo.

Pues bien, la citada Azahara Palomeque ha unido Obsolescencia programada con las obras de Quero y Najarro en una de sus siempre recomendables columnas en El Periódico de Extremadura. Pueden leerla completa en este enlace.
QUIZÁ SEA PEÑA quien, de los tres, se aferre más a un ahora inmediato desde el que criticar problemas socio-políticos a base de una ironía arrolladora. Libro que roza lo iconoclasta, en él la obsolescencia evoca una caducidad que afecta tanto a humanos como a objetos, al discurso político y a la masa de ciudadanos minados por el paro y la ausencia –postmoderna– de conciencia colectiva. Así, la memoria en Peña funciona apenas como un objeto desechable anterior a Facebook, «lo último que aprendí fue la tabla del nueve», el lenguaje como una repetición absurda de lo ya codificado por su algoritmo, «me gusta, me divierte», el precariado como una experiencia darwinista donde sus víctimas se transforman en «mendigos que arrancan/los ojos de sus perros./ Y los acarician». En este clima sin redención posible, el poeta termina por afirmar ser el futuro pero convertido en su padre, es decir, en regresión.
Puesto el tiempo en el paladar sin estómago, donde Peña dice balconing, Quero dice Ícaro y Najarro dice útero, todos apuntan al vacío. Un trío cuya lectura transforma la caída en emblema generacional."

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