Un palco sobre la nada
Yo me imagino a Dios
como una especie de Enrique Cerezo:
a estas alturas más vago que corrupto,
amante de la buena vida, algo putero
y sin ninguna intención de preocuparse
de nada que no sea él mismo.
(Inédito, publicado en el Blog de Voces del Extremo.
El título del poema es el mismo que el de una magnífica novela del escritor Alonso Guerrero, publicada por De la Luna Libros (en este enlace pueden leer la presentación que hizo Gonzalo Hidalgo Bayal)
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