Aunque en la magnífica portada vaya impreso mi nombre, en realidad el esfuerzo por recoger esta lírica dispersa es un proyecto colectivo que debe mucho, primero, a Víctor Martín Iglesias y, después, sobre todo, a José María Cumbreño y Álvaro Valverde, sin cuya colaboración seguro se habría producido un descarrilamiento o un descalabro.
Por tanto, se trata de un homenaje, en particular, a estas figuras y, en general, a todos aquellos que contribuyeron a hacer del erial cultural que era Extremadura un páramo habitable donde pudieran germinar autores a quienes tanto debemos.
En total, Diáspora agrupa a 20 autores de diferentes estilos y generaciones (la media de edad es de 37 años) que, aparte de un origen común, no comparten mucho más que su actual condición de exiliados y su constante calidad poética. Son, en estricto orden cronológico, los siguientes:
1-FELIPE NÚÑEZ (Plasencia 1955)
2-ISLA CORREYERO (Miajadas, 1957):
3-JESÚS MARÍA GARCÍA CALDERÓN (Badajoz, 1959)
4-DIEGO DONCEL (Malpartida de Cáceres, 1964)
5-ADA SALAS (Cáceres, 1965)
6-ANTONIO MENDEZ RUBIO (Fuente del Arco, 1967)
7-JOSÉ ANTONIO LLERA (Badajoz, 1971)
8-ELENA GARCÍA DE PAREDES (Don Benito, 1976)
9-MARIO LOURTAU (Cáceres, 1976)
10-DAVID ELOY (Cáceres, 1976)
11-ÁLEX CHICO (Plasencia, 1980)
12-FERNANDO DE LAS HERAS (Badajoz, 1981)
13-FERNANDO P. FERNÁNDEZ (Cáceres, 1984)
14-VÍCTOR MARTÍN IGLESIAS (Plasencia, 1985)
15-FRANCISCO FUENTES (Plasencia, 1985)
16-IRENE ALBERT CEBRIÁ (Cáceres, 1986)
17-AZAHARA PALOMEQUE (El sur, 1987)
18-FRANCISCO NAJARRO (Zafra, 1987)
19-XAVIER ROSSELL (Badajoz, 1990)
20-FRANCISCO JOSÉ CHAMORRO (Fregenal de la Sierra, 1993).
Supongo que ya conocerán a muchos pero me atrevo a asegurar que se alegrarán de leer a todos y cada uno de ellos.
Además, el libro cuenta con un prólogo, cuya autoría me veo obligado a reconocer y, afortunadamente, un epílogo de Álvaro Valverde tan irreprochable que acaba dando sentido a todo, por difícil que pueda parecer.
En ella se quejaba de que tantos escritores extremeños, en su opinión, de talento, se vieran empujados a marcharse fuera de la región. Aunque, como demuestra esta respuesta de Álex Chico, todo es matizable, sí parecía repetirse un mismo patrón en la nómina de autores jóvenes que interesaban a Cumbreño en ese lejano 2012. Con una salvedad:
El único que, de momento, resiste aquí es Víctor Peña. Aunque, con lo de la reducción de profesores en la enseñanza pública, me consta que también está tratando de buscarse las habichuelas fuera.
Efectivamente, ya había trabajado lejos de Extremadura (fui profesor en un instituto de Casablanca) y pronto volvería a irme. En junio de 2014, poco después de que naciera mi primera sobrina y el Atleti ganara su última Liga y perdiera su primera Champions sobre la bocina, me marché a vivir a Sevilla.
Actualmente malvivo lo mejor que puedo en la frontera entre Almería y Murcia, desde donde he culminado este trabajo poniendo a prueba la paciencia sin límites de Cumbreño y del resto de participantes. Vaya desde aquí una disculpa, de nuevo, con retraso.
Parte del retraso se ha debido a que, una vez emprendida la diáspora, decidimos cambiar de rumbo o enfoque y ampliar el límite de edad para poder dar cabida a algunos poetas indispensables que, además de mejorar el nivel de una selección ya irreprochable, probaban la continua condición errante de los poetas extremeños que ahora merecen encontrar un hogar en vuestra biblioteca.
Víctor Peña Dacosta.
Águilas, marzo de 2019.