ARREBATOS ALÍRICOS

Me fui sobreviviendo como pude

(José Luis Piquero)


martes, 4 de junio de 2019

LA OBSOLESCENCIA DEL HOMBRE (GÜNTHER ANDERS)



Günther Anders es un filósofo imprescindible del siglo XX cuya biografía resumo a continuación:
Günther Anders (nacido el 12 de julio de 1902 como Günther Stern en Breslau, actual Wrocław, Polonia; muerto el 17 de diciembre de 1992 en Viena, Austria), importante filósofo e intelectual polaco de origen judío. Fue pionero de la filosofía de la técnica y de los medios y estuvo preocupado principalmente por los nuevos desafíos éticos que supusieron los avances técnicos desarrollados a partir de la Segunda Guerra Mundial, siendo cofundador y guía del movimiento contra la bomba atómica.
Compañero de estudios de Hannah Arendt, se casaría con ella en 1929 y en 1936 se divorciaron
La tercera etapa de su obra está influida por el sistema de la sociedad de consumo que no sólo envenena el medio ambiente, los ríos, el mar, los bosques sino que divide al mundo en países en la opulencia y países en la miseria. Una sociedad de consumo que aplica la energía atómica para más autos, más armas, más cemento, más turismo, más idiotización con productos superfluos, pero al mismo tiempo más poder, mientras más violencia, más hambre, más subdesarrollo, más dependencia en los países no industriales. Y el mundo del "socialismo real" ante el temor de quedarse en definitivo atraso tecnológico - y además por su idolatría por la técnica- entregó también su alma al diablo del Estado atómico. Para Anders, las estaciones hacia el fin de la humanidad comenzadas con Auschwitz (la destrucción sistemática y anónima del ser humano), con Hiroshima (cuando el ser humano se apercibió de que sólo bastaba apretar un botón) se completa con Chernobyl (nombre representativo para Harrisburg, y todas las demás catástrofes ecológicas habidas en la última década) donde el hombre pierde el dominio sobre el poder-violencia y se auto-mata en un holocausto de irracionalidad, obstinada estupidez y avaricia.
Manfred Bissinger, biógrafo e interprete de Günther Anders señala: "Los temas de Anders giran constantemente en torno al problema de cómo la técnica gana cada vez más poder-violencia sobre el ser humano. Nos lo explica en sus tres tesis fundamentales, que son: que el hombre no está a la altura de la perfección de sus productos; que produce más de lo que puede imaginarse y responsabilizarse, y que cree que todo lo que es capaz de producir puede hacerlo y no sólo eso, debe hacerlo".
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Probablemente su obra maestra por excelencia sea LA OBSOLESCENCIA DEL HOMBRE, que recomiendo encarecidamente, al igual que el artículo de Ignació García de Leániz y, sobre todo, la reseña de José Luis Pardo al respecto.
¿Hacia la obsolescencia del hombre? (artículo de Ignacio García de Leániz en El Mundo, 23/05/2018)



SOBRE LA VERGÜENZA PROMETEICA
En este sentido, no sería la peor definición del hombre contemporáneo ésta, que nuestro instructor ciertamente suscribiría: "El hombre es el saboteador de sus propios logros". Naturalmente, "saboteador" no porque cometa alguna travesura contra sus propios productos (...) sino precisamente porque él, el "viviente" es rígido y "no libre"; las "cosas muertas" en cambio, son dinámicas y "libres" (...).
Cuanto mayor es la miseria del hombre productor y menos está a la altura de sus chapuzas, más impaciente, nfatigable, ansiosa y pánicamente multiplica el cuerpo de funcionarios de sus aparatos, de sus sub-aparatos y sub-subaparatos; y naturalmente, con ello también vuelve a multiplicar su miseria, pues cuanto más multicéfalta y complicada se vuelve esta burocracia de aparatos creada por él, más vanos son los intentos del hombre de estar a la altura de éstos. (...)
La deshumanización no espanta a los deshumanizados, pues no forma parte de sus atribuciones.
(...)si los aparatos son considerados "adultos", "dejar atrás la niñez" y "educación del género humano" significa tanto como "dejar atrás el ser hombre". (...)
Y la expresión "clímax de la deshumanización" no es ninguna exageración en la medida en que no repara en esfuerzos y sacrificios, ni ahorra ninguna espontaneidad ni ninguna ingeniosidad para extinguir la espontaneidad y humanidad de sus capacidades; lo apuesta todo para hacer realidad su condición de pasividad y su cosificación; y espera hacer saltar los amenazadores límites de su falta de libertad y, en definitiva, conseguir el summum bonum de la posibilidad total de ser utilizado. (...)
La actitud del Prometeo transformado: "sumisión híbrida".(...) Habitualmente hemos unido a la expresión "híbrido" la figura de Prometeo, bajo cuya imagen se habían visto alegóricamente nuestros padres -y también nosotros mismos- en los últimos ciento setenta y cinco años (desde Goethe hasta el Sartre de las Mouches, pasando por Shelley e Ibsen). Si nos preguntamos si esta figura aún sirve, si su representación alegórica también se ha conservado para nuestros contemporáneos, que practican la Human Engineering, llegamos a las siguientes respuestas ambiguas:
También ellos siguen siendo siendo "prometeicos", pero auténticamente pervertidos:
"¿Venerarte yo a ti? ¿Por qué?, dicen ellos burlándose asimismo; sólo que se niegan el honor a sí mismos.
También tienen desmesuradas pretensiones arrogantes, sólo que son tan arrogantes que se rechazan a sí mismos por inadecuados.
También soportan mutilacines, pero no porque un Zeus castigue sus ambiciones demasiado pretenciosas, sino porque ellos mismos se azotan por su "retraso", por la "vergüenza de su nacimiento".
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¿No se transformará la humanidad en un único colosal y global proletariado lumpen? E incluso si llegara a conseguir -cosa del todo improbable- conservar la actual sociedad del bienestar mediante la reestructuración total del sistema social, ¿en qué van a ocuparse los millones de personas de la mañana a la tarde? Es irrisorio creer que se pueda responder a esta pregunta con propuestas de educación popular. ¿No estarán, desamparados, expuestos al océano del tiempo libre? La pregunta: "Qué tenemos que hacer?", que los mejores hombres del siglo pasado y inicios del XX trataban de responder, será sustituida por ésta:" En que hemos de ocuparnos nosotros y nuestros semejantes?" Dudo y rechazo que los millones puedan llenar el océano tiempo vació con diversión, "formación", deporte o sexo. Y no porque yo sea un fanático, intransigente y envidioso, de la ética del trabajo; nada más lejos de mí predicar, levantando el dedo índice, que sólo merecer vivir quines se ganan la vida con su trabajo. Lo que creo es que el hombre no puede vivir sin trabajo, que se condenó una vez; que es incapaz de estar divirtiéndose around the clok. Los consejos de quines ya no podían soportar las miserias de la humanidad, se llamen Tolstoi o Lenin, son obsoletos frente a la situación completamente nueva de la humanidad: también ellos ya son obsoletos. La pregunta ya no es cómo se reparten justamente los frutos del trabajo, sino cómo hacen soportable las consecuencias del no trabajo. Por repugnante que suene la expresión "diseño del tiempo libre" -desconfio de la palabra "diseño"; forma parte de la lista negra de palabras proscritas- al menos el término "tiempo libre" muestra de qué se trata hoy. Naturalmente, tampoco tengo una respuesta.
Buenos tiempo aquellos en que los "tomadores de trabajo" llamados trabajadores (que por supuesto jamás tenían la libertad de tomarse su trabajo ( eran tenidos y considerados como tales, pues el paro que ahora se anuncia hará que parezca inocuo el de hace cincuenta años. Si se piensa que ya aquel paro fue una de las causas principales del nacionalsocialismo, uno no tendrá ánimo para imaginar lo que producirá este paro que ya nos amenaza. No es en absoluto imposible que los hornos de gas de Auschwitz (económicamente absurdos por entonces) sean los modelos para la "superación" del hecho de que, en comparación con las condiciones de trabajo, haya demasiados hombres.

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