ARREBATOS ALÍRICOS

Me fui sobreviviendo como pude

(José Luis Piquero)


sábado, 30 de julio de 2016

Velvet blues (un poema brutal de Andrés García Cerdán)



Se me ponen los pelos de punta cada vez
que oigo esa canción.
Happy when it rains suena en el walkman.
Adoro a The Jesus and Mary Chain,
sobre todo porque ahora llueve con furia
y el crepúsculo es largo. También porque
cae sobre mí sin compasión
el otoño de los 90
mientras yo me deslizo a toda máquina
en dirección a Velvet.
Soy nuevo en la ciudad. Aprendo aún
a doblar las esquinas, a saltarme
los semáforos, muy feliz, mojado
por la llovizna, solo.
Me recorre un temblor eléctrico
y otra vez pulso el play sobre la pista nueve.

Al fondo de esta calle la noche está de moda.
Es una noche más,
una noche de lluvia y rock. Los Pixies
flotan en las entrañas del garito.
Lou Reed se ha derretido
sobre la escarcha sucia del backstage.
Algunos chicos bailan dentro del aire negro.
Sobre la barra, un mar de luces
fluorescentes disecan el fantasma de ayer
e inundan de cólera y gracia
todo este tiempo vivido
con la ebriedad y el vértigo de copas
que rebosan sobre el suelo.
<Ponme un güisqui, Antonio, con cocacola.>
En un rincón los discos salvajes de The Kinks
laten en estampida.
En la pared el plátano de Warhol
nos apunta. Un gran rótulo pop,
grafiteado hasta la extenuación,
tiembla, respira, sangra.
En el suelo recorro las huellas infinitas
de los tacones
de alguien a quien no conoceré.
Luego aplasto un cigarro medio muerto.
Hay mucha gente ya, el escándalo
se apodera del ruido, llora el dj.
Congelados en la nevera roja,
se conservan el canto de los sioux
y el canto prodigioso de las musas homéricas.
Un póster anuncia un concierto
de Sex Museum.
.
En los alrededores de los wáteres,
unos pocos amigos me hablan en latín,
creo, con entusiasmo,
de los primeros singles de The Who
y luego, como osos
polares, se persiguen y se abrazan
sobre un iceberg que gira sobre sí mismo. Fuera
la noche está caliente como nunca.
Subo por la escalera de incendios al incendio.
Tras peldaños torcidos,
aguardan los muchachos
que esnifan el hastío con dosificador,
los chicos despechados
que escupen a la cara y no aciertan,
una muchacha en cuya boca
se queda quieto el tiempo para siempre.
Y suena When I was Young de The Animals
y suenan los Ramones.
suena la batidora de Nirvana,
golpea en mi revolución
la elegancia increíble de The Clash.

Todo es música aquí.
El infierno está lleno de vinilos.
Afrodita comparte su habitación con Dylan.
En esa esquina está la dulce espuma
de los días sin dueño.
Se afila, al otro lado, el perfil de Kerouac.
Henry Miller escribe como un lobo
enamorado de la niebla.
Los pájaros ultiman la estación
y se marchan al sur:
pasan sobre nuestras cabezas
volando,
henchidos de lujuria. Al camarero
le explota la sonrisa y le crecen
unos ojos azules
como los ojos de Rimbaud.
Ahora me toca en el hombro,
se va también.
Lleva su espina en el costado,
pero nos deja un orden cósmico,
un despertar maravilloso
sobre las ascuas del amanecer.
.
La vida no tiene sentido,
pero fulgura como un ídolo
y es éxtasis.
Felices los que no esperamos nada,
felices cuando llueve sin descanso en las calles
y dentro nos espera la ciudad.

(La sangre, 
Andrés García Cerdán.
Valparaíso, 2015)

miércoles, 27 de julio de 2016

Lo peor de todo


Pudo ser un amor del montón
pero todo el montón era mío.
Señor Chinarro

Lo peor no ha sido que te fueras como te fuiste
(y los dos sabemos que te fuiste de muy malas maneras)
ni que te fueras cuando te fuiste
(y sabes que no pudo haber un momento más inoportuno)
sino que vengas cuando vengas
vengas como vengas,
y lo hagas cuantas veces creas oportuno
regodearte con mi amor pazguato y humillado,
yo seguiré esperándote de brazos y pecho abiertos
abjurando de partículas interrogativas y pretéritos
que no pueden entender, imbéciles,
que has vuelto, que por fin has vuelto
y que esta vez quizá sea para siempre.

La huida hacia delante,
Ediciones de la Isla de Siltolá, 2014

Estudios avanzados


martes, 26 de julio de 2016

Cartel del festival Voces del Extremo 2016


Oferta del 40% de descuento en Ediciones Liliputienses

Ediciones Liliputienses es, sin duda, una de las mejores editoriales de poesía de la actualidad, gracias a un catálogo de autores interesantísimos, especialmente del otro lado del charco. 
Ahora, además, tiene una oferta irrebatible: un 40% de descuento en todos sus títulos.


Para solicitar cualquier de ellos solo tienen que escribir un mail a esta dirección y solicitar el título en cuestión: 
elblogliliputiense@gmail.com

Por ejemplo, Diario de un puretas recién casado, de servidor de ustedes, se queda a precio de copa de amigo en bar añejo, así que no se lo piensen, compren y lean.


domingo, 24 de julio de 2016

California girl (poema veraniego de Ballerina Vargas Tinajero)


CALIFORNIA GIRL
un pedazo de mar,
con un olor a sexo que desmaya
Oliverio Girondo

ella se abrió como un humilde mejillón al calor
sobre la arena (la dejaron lavándose en el mar)
Manuel Vázquez Montalbán

Un escalofrío salado me saca
De mi sopor y me siento en la arena
No recuerdo cómo
he acabado en la costa
Ni el nombre de este reino
                                   junto al mar
Pero me gusta
Hacía mucho tiempo
No me importa

Unos chicos se bañan desnudos
Y me sorprendo
Sintiendo envidia del agua
Yo que no tengo cuerpo ya
Para nada que no sea beber
Sin Patricio Esponja
Que sólo rezuma hastío
Alcohol
Desgana

Pero la vida hierve en la arena
Me sube por las plantas
Me rodea y arrincona
Y me siento culpable por ser parte
De este momento
Por recibir este regalo
Que ni pedí
Ni quiero

No hay luna pero sí hay luces
De un chiringuito
De los barcos oscilantes
A lo lejos amarrados

En la orilla algunas parejas
Una señora mayor
arrastrada
por su perro
Y un pirado haciendo footing
ya son ganas

Creo que es su primer día
Porque va súper equipado
cinta para el pelo
ropa de marca
brazalete con iPod
zapatillas de suela inmaculada
Y una expresión inconfundible
La que tienen los tontos que creen
Que por castigar su cuerpo
déjame adorarte Pereza
madre de todos los Vicios
No acabarán como todos
Tirados en cualquier cuneta

Ya se le pasará
Me digo

Y brindo por el pardillo
Mientras apuro
Un botellín calentorro que
Por el carmín
Deduzco que era mío

El sabor y el olor amargos
Me reconfortan
Somos viejos amigos
Aunque me den dolor de cabeza y náuseas
Pero también me los da mi novio
dónde coño estará
Que no me escucha ni comprende
La mitad de bien

Un grupo de niños pasa
qué harán a estas horas
angelitos
fuera de la cama
Y me miran y se ríen
no sé de qué
los muy cabrones
Y me hacen sentir torpe
Como una gaviota ebria
trasnochada
Me incorporo incómoda y caemos
Mi melopea costera y yo
De bruces sobre mis bragas

Frente a mí
Murmullo de olas
A mi espalda jalean
Compañeros de profesión sin saberlo
Un puñado de perdedores
Que lucen ufanos sus vanos trofeos
Motos
Novias
Teléfonos
Implantes

Ignorantes

Poseer es perder dijo Pessoa
Y entre lo que se va

y lo que no llega
Al final a todos nos queda
Lo mismo

La pérdida

De pelo
De orina
De ganas
De vida

Es lo único cierto

Eso
Y que hace una rasca de cojones
Y que voy a levantar el culo de la arena
Y hacer eses
Hasta el chiringuito
Donde el cabrón de mi novio estará
Camelando a alguna guiri
Y pedirme
Otra cerveza

martes, 19 de julio de 2016

Homenaje a Amy Winehouse (featuring Leopoldo María Panero)

Wine&Roses

Pavane pour une fille défunte 
(featuring Leopoldo María Panero)

Se diría que está aún en la balaustrada del balcón
mirando a nadie, llorando
Decía el pequeño de los Panero,
ya demasiado lejos de la infancia,
que se autodestruía por ser él
y no todos los demás. Y citaba
a Artaud, señalando que todo goce
comienza en la autodestrucción, pero
no parecía estar disfrutando nada,
ni en el documental ni en el resto
de la snuff-movie que le tocaría
interpretar durante tantos años,
cada vez para un público nuevo.

Pobre viejo loco, tan triste y feo
que vivió como una culebra deslizándose
por la ruina del hombre, gritando
aforismos en pie sobre los muertos,
atravesando mares de carne desconocida.

Y tú que te arrancaste la vida
con tanto tesón que ni hizo falta
un último esfuerzo, quizás solo
tenías deseo de ser piel roja,
y de ahí las pinturas de guerra
y el orgullo de chav de barrio
sin glamour ni conciencia de clase.

Solos tú y él, e irremediablemente
unidos por la muerte y los fantasmas,
y esa necesidad de aspirarse
la vida por delante como todos
los jóvenes suicidas comerciales.

Tú que danzaste enloquecida en plazas
petadas que pedían sangre fresca.
Todavía duraste demasiado,
patética quinqui de voz bellísima.

Y parece imposible imaginaros
juntos, compartiendo paranoias,
temblores y crujir de dientes,
intentado estafaros el uno al otro
una miserable cantidad de droga.

Pero tenéis la ventaja siempre
de ser el recurso más barato.

Por eso,
no culpéis a vuestras familias
porque todo el mundo os usa:
ellos solo os convirtieron en dinero.
Quién pudiera.

Y parece imposible y sin embargo
siempre habrá gilipollas que se pongan
vuestros discos y se aprendan
vuestros peores versos fáciles
y os junten en un poema si hace falta,
aunque no hayan entendido nada.

(Poema incluido en la antología Wine&Roses, homenaje a Amy Winehose editada por LeTour1987)


viernes, 15 de julio de 2016

José Luis Morante reseña "Diario de un puretas recién casado"

José Luis Morante, gran poeta, magnífico crítico y antológico antólogo, ha reseñado, en su más que recomendable blog Puentes de papel, mi último libro, Diario de un puretas recién casado. Pueden leer su crítica completa en este enlace y, en general, no olviden visitar su blog que siempre merece la pena.
A los clásicos les sientan bien las zapatillas deportivas, así que Víctor Peña Dacosta (Plasencia, 1985) no duda en buscar el número adecuado para calzar su poemario con un préstamo de Juan Ramón Jiménez, con calzador festivo (...). Desde su primer poema, Diario de un puretas recién casado cruza el espacio de lo narrativo para construir una historia sentimental cuyas características más relevantes son la ironía, el sentido crítico, el humor y los abundantes referentes literarios, elementos singularizadores que ya se entrelazaron en salidas anteriores como La huida hacia delante  (La Isla de Siltolá, Sevilla, 2014).
(...)El yo comprometido con la ideología del superviviente debe aceptar el sereno sedentarismo del funcionariado y el amoroso repliegue del  guerrero que retorna después de la batalla  a la rutina doméstica. Se reformula sin aspavientos aquella vieja cuestión del compromiso; el protagonista verbal enarbola la pancarta reivindicativa para cambiar la vida y transformar el mundo, con un poco de Marx y otro poco de Groucho; las palabras invitan al activismo, se apropian de las consignas que suenan  en las plazas del ahora con la música de fondo de los cuarenta principales y gritan “Si se puede…” como si el incómodo alojamiento en el conformismo necesitase una semblanza de dignidad humana que nunca postergara el activismo. (...)
Víctor Peña Dacosta habla con timbre coloquial y convierte en un uso extraño el discurso de la solemnidad. No busca dejar en primer plano identidades vestidas con la ropa de marca de la épica sino con la talla de grandes almacenes del hombre común. En ese estar caben sentimientos y reflexiones  aliñados con el toque digestivo de la ironía para que las verdades cotidianas sean más soportables. El buen amor –la buena compañía- ayuda a dar sentido a la grisura y plantea retos renovados que obligan a cada identidad a limar torpezas y a reaccionar contra lo reiterado. Esa contundente declaración de afecto se hace palabra en el poema “Variación sobre un viejo tema de Eric Clapton”; versos limpios que abren paso a una convivencia articulada en el tiempo poético, un árbol de raíces comunes nutrido por la savia del “nosotros”, dispuesto a soportar el paso de la temporalidad.
(...) Nada queda en blanco y negro en el itinerario de un amor en los tiempos del móvil; sale a la luz una caligrafía autobiográfica que desperdiga sus toxinas y su escepticismo con la sinceridad de un  perdedor consciente, con el abrazo firme y la luz irisada de una sonrisa a punto.

miércoles, 13 de julio de 2016

Paradojas (un poema de Nurit Kasztelan)


El problema no es
la falta de aire
el problema es el miedo
a la falta de aire.

Busco
en el diccionario hiperventilación:
aumento de la frecuencia respiratoria,
un exceso de oxígeno
en la sangre. Todo
una cuestión de intensidad.

La paradoja
sigue siendo la misma:
aire más aire igual falta,
una ecuación matemática.

(Nurit Kasztelan.
Lógica de los accidentes.
Ediciones Liliputienses, 2015)

domingo, 10 de julio de 2016

"El bar" un relato/poema de Elena Román


EL BAR

El bar abre a las ocho y cierra cuando puede. Funcionarios y albañiles lo frecuentan por las mañanas. Al mediodía, un estudiante subraya frases junto a una ventana, a una velocidad de diez palabras por hora. Una chica se pinta las uñas sobre un crucigrama. Dos hombres parecidos juegan a las cartas por la tarde. Tres señoras critican a tres señoras que no están. El camarero habla con las máquinas. Una mujer embarazada, cayendo la noche, irrumpe preguntando si ha estado ahí su marido. Alguien le contesta que sí, pero que se marchó hace unas horas.

Elena Román.
Ciudad girándose 
(Ediciones de Baile del Sol, 2015).

sábado, 9 de julio de 2016

Cursus Honorum (Aitor Francos)


Hay una cosa necesaria: todo.
G.K. Chesterton

La amistad de unos pocos poetas con los que no
     comparto afinidad ninguna.
El primer poema de Dorothy Parker publicado en la
     revista Vanity Fair.
El año 1994, porque sí.
Un llavero con la imagen de Borges presidiendo la mesa
     de trabajo de un agente de seguros.
El bibelot navideño que ignoré esta mañana en una
     tienda de antigüedades.
El soneto LXXVI de Shakespeare, en versión de Víctor
      Botas, como una más de las rosas de Babilonia.
Uno de los cuentos de Ise, el XIX, por ejeplo.
El simbolismo facticio de los teóricos de arte y el tono
     vampiresco de los clores seleccionados por George
     Grosz para Metrópolis.
Leonard Cohen cantando Chelsea Hotel en directo.
La letra ilegible de uno de los sustitutos de Leopoldo
     María Panero firmando en nombre de Leopoldo
     María Pnaero.
Las líneas de un diario que aún no me he atrevido a
      prologar.
El metódico servilismo de la neutralidad.
Lo común, que es lo que se impone al conjunto.
La solvencia con la que sé imitar a Hölderlin.
Los casi treinta años que ya tengo desde hace treinta
     años.

(Aitor Francos.
Las dimensiones del teatro.
Ediciones de la Isla de Siltolá, 2015)

David González, Víctor Martín, Álvaro Valverde y Mark Oliver Everett

El gran David González comparte en su blog, Los que viven conmigo, el poema que abre La huida hacia delante. mi primero libro, publicado por Ediciones de la Isla de Siltolá en diciembre de 2014.

Aprovecho la ocasión para, además de darle las gracias y mandarle un abrazo suave (que anda jodido del hombro), aclarar que el poema contiene dos guiños u homenajes:

-"Cosas que mi madre nunca supo" es un epígrafe de Cómo hemos llegado a esto, magnífico poemario de Víctor Martín Iglesias publicado por Casavaria en 2010 y reeditado por Ediciones Liliputienses (con no-prólogo de Álvaro Valverde) en 2014.

-Cosas que los nietos deberían saber es el título de las memorias de Mark Oliver Everett, el genio al frente del grupo Eels y, tomado, a su vez, de esta canción del mismo nombre:


CONJUGACIÓN SIMPLE

Lo mejor del pretérito imperfecto
es su capacidad de convertir
hechos triviales en unas memorias
interesantes o en un poemario
confesional a medio camino entre
las cosas que mi madre nunca supo
y las que mis nietos deberían saber.

Se dice "poeta"

Alguno habrá observado y puede que alguno incluso se haya preguntado por qué uso la etiqueta Se dice "poeta" para etiquetar los poemas escritos por mujeres que comparto en este blog: pues bien, se trata de un homenaje al documental homónimo realizado por Sofía Castañón en el que retrata las realidades con las que han de lidiar muchas poetas actuales. Sin duda, muy recomendable.

viernes, 8 de julio de 2016

Tercera planta (un poema de Eva Vaz)


Baja a mi habitación.
Estuve pensando en ti.
Y estuve a punto de seducirme a mí mismo
Leonard Cohen

Sube a mi habitación, amor,
sabes que allí está la verdad.

Una mujer y un hombre
que comparten mucho más
que el miedo a la muerte.

Sube a mi habitación, amor,
no sea que la muerte se acerque
y nos coja
rezándole a otro Dios.

Un hombre encuentra
a una mujer desnuda
sobre la cama.

Ven aquí, amor,
vamos a matarnos de mentira.

(Frágil: Antología 2001-2009
Baile del Sol)

La poesía es barata e inofensiva


- ¿Y qué hay de los poetas?, preguntó otro. ¿También hay demasiados?
- Como no soy sospechoso de pertenecer a ese gremio, fue la respuesta de Z., puedo expresarme sobre ello sine ira et studio. Desde luego, hay muchos que no tienen ningún oído para la prosodia, la cadencia y la métrica; además, como es sabido, el número de poetas excede al de sus lectores. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre en las artes plásticas, la poesía es barata, apenas estropea el paisaje urbano y en términos generales, si exceptuamos su poco ecológico consumo de papel, es inofensiva. Por lo tanto, todos aquellos de entre ustedes que sientan el impulso de escribir versos son muy libres de hacer.

Reflexiones del señor Z.
H. M. Enzenberger

miércoles, 6 de julio de 2016

"Uno" (de los nuestros): Ernesto Frattarola


Iba a comenzar este breve y, probablemente, inncesario comentario señalando que Uno, el segundo y, hasta el momento, último poemario de Ernesto Frattarola, me ha sorprendido. Pero eso sería empezar mal ya desde el principio, con una inexactitud rayana en la mentira, porque realmente ya conocía a su autor y de lo que era capaz por haber leído su anterior obra, Herido mármol (Suburbia Ediciones, 2014). Será pues más correcto y acertado decir que, a pesar de conocer (personal y literariamente) al autor, su nueva colección de poemas ha conseguido sorprenderme o, más bien, impactarme. Y es que Ernesto, que ya había demostrado tener una voz propia, poderosa y sugerente, ha logrado ahora una obra absolutamente redonda apostando por la contención de unos poemas que, en la mayoría de los casos, se leen en poco tiempo (son breves) pero se tardan en olvidar. Pueden comprobarlo con estos ejemplos:


ÁNFORA
Que alguien me pegue fuego cuando muera.

Mi desnudez: cenizas.
Y un ánfora embelleciendo este cuerpo.

Sé que Dios no existe cuando miro mi cuerpo.

PLEGARIA
Que los dioses me maten.
Pero que no me mientan.

Que cuando todo acabe,
que no todo acabe.

Que vuelva a ver a mi padre.

DOS
Nos mintieron:
nunca seremos uno.

JUMP
Lanzó su cuerpo al vacío
alegremente.
Y olvidó de pronto,
tal vez para siempre,
la soga abrazando sus tobillos hermosos.

NO JUMP
Miedo a la muerte.
A una cuerda consciente y cansada.
Los ojos, sólo los ojos
asomados a un espejo de agua quieta.
Y aquí estoy.
Arriba.
Abajo.

En resumen, una poesía intimista y reflexiva que por momentos recuerda a Álex Chico y en otras ocasiones al Anestesia del "insomne" Inaxio Goldaracena (pueden recordar la correspondiente reseña en este enlace).
Cuentan varios coétaneos que cuando Lorca se iba de una fiesta se notaba su ausencia durante bastante tiempo. Algo similar les sucederá, creo, con los versos que aparecen (y con los que no) en el último libro de Ernesto Frattarola:

OTRO
Escribir es ser otro.

Como un dios contingente,
doy vida y no la tengo.

Soy lo que creen que soy
aquellos que son fuera de mí.

Política: manual de instrucciones


El cielo no se toma por consenso
ni tampoco se toma por asalto:
si acaso, se toma traicionándote
y cediendo ante los poderes fácticos.

Crisis (un poema de Antonio Lucas)


Ese hombre que no somos nosotros.
Esa madre de enérgica tormenta.
Los pueblos arrasados, ya sabéis,
y sus ruinas por dentro.

Todo estaba pactado,
menos la poesía.

La promesa de un cielo viejo.
el azufre de la indiferencia.
Lo demente sentado en el borde de los huesos.
El tráfico de lo que se calcula:
el rendimiento, lo que no respira,
el acuerdo entre falta e injusticia.
La certeza del valor de lo que brilla.
El crimen como última hipoteca,
su densidad como un rezo.
Siempre falta paraíso una vez roto el milagro.

El presente es un error de los pronósticos.
Con qué decirlo.
El miedo es nuestro único barómetro.
Y vivir es mantener el equilibrio
por tedio o cobardía.
Aceptar lo indemostrable.
Fingir que nuestra vida
no es rueda de obediencia,
que no lo es el silencio.
Ocultar que no antecede la maldad a la Historia.

Somos la certeza de un siempre estar de noche,
la lenta agricultura de siglos de soberbia.

Esto es lo que queda de nosotros,
esta generación que veis aquí,
este buen entendimiento del escombro,
este don de conquistar el fuego
                                        para inmolarse mansamente sin saberlo.

(Fuera de sitio. Poesía 1995-2015.
Visor)

martes, 5 de julio de 2016

Algunos poemas de "Que viene el lobo" de Itziar Mínguez Arnáiz (I Premio de Poesía Nicanor Parra)


Que viene el lobo de Itziar Mínguez Arnáiz se ha alzado con el I Premio de poesía Nicanor Parra, que convoca Ediciones de la Isla de Siltolá.

En este caso, a diferencia del I Premio de poesía joven Antonio Colinas de la misma editorial, no he formado parte del jurado. Por eso, no puedo asegurar personalmente, como hice en esta entrada de mi blog, la absoluta limpieza de todo el proceso que va desde la selección hasta el fallo del jurado, ya que no he sido testigo. Sin embargo, aunque no haya leído, ni mucho menos, todas las obras presentadas al certamen, creo poder afirmar que Itziar ha sido justa vencedora, aunque solo sea por que me extraña que, de repente, la editorial haya cambiado tan justa y efectiva forma de juzgar las obras presentadas a sus certámenes y por algunos poemazos como los que pego a continuación:

ALTERNATIVAS
A veces
lo único que puede hacerse
es tomar conciencia
y respirar

otras
cerras los ojos
y esperar que pase

algunas 
encomendarse a un dios de guardia
y rezar

en ocasiones
cruzarse de brazos
o cruzar los dedos

en eso consite
básicamente 
la vida


ANATOMÍA
Quien situó 
el amor
en el corazón

el odio
en las tripas

y el miedo
en la garganta

olvidó decirnos
dónde diablos
colocar la indiferencia.

DUALIDAD
Eso lo explica todo
por eso precisamente
no hay quien lo entienda

SUS LABORES
Ocultar
querer
perdonar

darnos la vida
y darnos su vida

sus labores

maldito
eufemismo
del verbo
amar

JUSTICIA POÉTICA
En unos tiempos
que eran tan malos para todo
sólo se salvó 
la lírica


lunes, 4 de julio de 2016

La mítica quimera de Vicente Luis Mora


En septiembre de 2010 la prestigiosa revista Quimera publicó un número dedicado por entero al tema Literatura y falsificación. Poco después se supo que el verdadero autor de todos los artículos había sido Vicente Luis Mora, suplantando a los colaboradores habituales y sirviéndose de un total de 22 seudónimos para completar esta performance heterónima. 

Rápidamente el número adquirió la aureola de mito y, al agotarse, casi de leyenda: todo el mundo decía haberlo hojeado o conocer a alguien que lo tuviera, pero pocos lo tenían directamente o accedían a prestarlo a los que tenían el valor de reconocer que habían llegado tarde.

Documental y poética de Ana Pérez Cañamares


Además, intervienen autores como Inma Luna, Alberto García-Teresa, Marcus Versus y sus gatos Layla y Sola (Poe prefirió quedarse en un discreto segundo plano). No tanto como sus libros pero, sin duda, merece la pena.

De paso, aprovecho la excusa para dejar por aquí su poética, citada al principio del documental e incluida en la antología 23 Pandoras. Poesía alternativa española, seleccionada por Vicente Muñoz Alvárez y publicada por Baile del Sol:
Escribo porque mi madre no escribía; escribo porque no tengo jardín ni perro y vivo en un lugar sin mar; escribo porque mi voz y sus ecos me hacen compañía; porque soy un laboratorio y quiero difundir los resultados de mis experimentos; porque, siempre, después de analizarme, levanto la cabeza y observo dónde me coloca lo que he visto, y esto también tengo que escribirlo; escribo para decir “yo también” o para preguntar “¿tú también?”. Escribo para saber si tengo que perdonarme, pedir disculpas o exigir responsabilidades. Escribo para ser agradecida y también para cagarme en todo lo que se menea. Escribo porque sé hacer otras cosas, pero ésta es la que elijo y la que siempre me espera. Escribo para rescatar aquello en lo que quiero creer, lo que no puedo olvidar; para salvar mi voz del barullo. Escribo porque entiendo a Virginia Woolf, a Anne Sexton, a Sylvia Plath, pero yo quiero sobrevivir y seguir escribiendo. Escribo porque quiero que se sepa con qué fuerza lo intenté, y con qué fervor lo intentaron otros. Para hacer del fracaso un lugar habitable. Escribo para no dejarme invadir y colonizar. Escribo para ser la primera en acusarme de falsedad o hipocresía o cobardía, antes de que lo hagan los que se fortalecen acusando a los otros. Escribo porque no sé gritar sin quedarme afónica. Escribo porque una palabra precisa me aparta de la confusión. Escribo para llegar al lugar donde las dudas ya no son defensas ni huidas, sino brazos abiertos a los cómplices. Escribo porque a mi ansia de comprensión sólo la calma y la humaniza la constatación de sus límites. Escribo para encontrar utilidad a las heridas. Para que mi hija conozca lo que no supe o no me atreví a explicarle a la cara. Escribo porque los momentos en que escribo nunca son iguales entre sí, y me salvan de la rutina. Escribo porque la belleza no sólo consuela, sino que, además, es lo único que me permite mirar el dolor cara a cara. Escribo para que lo propio y lo ajeno se disuelvan. Escribo porque lo escrito es el disfraz más honesto y más cercano a la piel que conozco. Escribo para no dar nada por sabido.

domingo, 3 de julio de 2016

Lo mío no es normal (un poemazo de Ballerina Vargas Tinajero)


Hablo sola más que con la gente
Me imagino en pelota picada a todos
Los que veo con gabardina
Memorizo matrículas porque sí
Por si los conductores son unos asesinos y luego
Me veo declarando ante la Policía
Me pongo retos absurdos
                 si el agua ha hervido la próxima vez que la mire
                 si llego a la esquina antes que la gorda
Que cambiarán mi destino
O me imagino con todo lujo de detalles
Las peores desgracias
Que mi madre se muere
Que cierra la Cruzcampo
Que reponen Cosas de casa

No me gusta hablar de mi vida
Ni de mí
No cometáis el error de confundirme
Con lo que escribo

Me dan ganas de moler a palos
A los pervertidos que abusan
Todo el rato del diminutivo
Evito los espejos porque me asusto
Porque me niego
Porque ya no no no
                 a lo Amy Winehouse
Me reconozco en ellos
Y si veo un montón de niños saliendo del colegio
Sólo puedo pensar en el momento
En que sean ancianos abandonados
O si son afortunados
Ya estén muertos

No llevo bien el contacto físico
Pero a veces
Echo de menos un abrazo largo y silencioso
O una respiración entrecortada
Perdida en mi pelo
Un polvo breve

Quién me entiende

Odio el rosa
Y los pájaros
Y a las pájaras
Y a las personas constantemente felices
Me revientan
Y todos esos culturetas que hablan
Y no escuchan
Y sientan cátedra y siguen hablando
De lo que es y no Poesía
                             para ellos

Otras veces entro en clase y me dan ganas
De mandarlo todo a tomar por culo
Y decirles a mis niños que el sistema
Que la vida es una mierda
Y que entre estas cuatro paredes
No van a aprender nada realmente importante
Al menos de mí
Que estoy tan perdida
Como ellos con quince
A dos de los cuarenta

Me gustaría tanto poder enseñarles
Cuándo hablar o guardar silencio
Cómo querer a quien debas
Cuándo insistir o dejar marchar
O animarles a inventar algo útil
                      por ejemplo
Unas llaves que no se pierdan
Una pastilla para el olvido selectivo
O una copa que nunca se vacíe

Yo lo único que puedo enseñarles ya

Es cómo reconocer a destiempo
           sin espantarse demasiado
Una mente enferma

sábado, 2 de julio de 2016

La espera (un poema de "Aire de familia", de Juan Ramón Santos)


Sin flamas ni sofocos
se marcha el mes de julio
y entretenemos mientras nuestros días
en menudas tareas estivales
que disfrazan el paso de las horas
y amainan la inquietud, que tanto apremia,
y pasamos las noches al sereno,
cada uno en su balcón,
agotando este tiempo que se acaba
para cederle el paso
a otro tiempo que aún es pura incógnita.
Suspendidos los dos sobre el vacío,
sentados frente a frente,
con enorme torpeza,
disimulamos:
tú, tumbada en tu hamaca,
escuchando esos discos
que jamás has tenido
tiempo antes de escuchar,
uno detrás de otro, sin descanso,
como si se acercase el fin del mundo,
silenciando debajo de los cascos
un razonable y nunca confesado
temor a dar a luz;
yo, acostado en mi hamaca
junto a un montón de libros,
no tanto para leerlos
como para apoyarme
si me asaltan las dudas, los temores,
o flaquean las ganas de ser padre,
pero ambos mantenemos
quietos las composturas
y sólo algunas veces,
como si el malestar
fuera tan solo físico
exclamamos,
«Qué incómoda es la hamaca»,
y nos enderezamos
sobre la lona ardiente
para otear por entre los barrotes
lo que está haciendo el otro,
y entonces las miradas
se cruzan como por casualidad
a ocho o nueve metros sobre el suelo
y sonreímos cómplices,
pues lo sabemos todo
y no decimos nada,
y así vamos dejando
que el tiempo se diluya
al inaudible ritmo
de acalladas canciones
mientras vemos pasar,
a toda prisa,
las páginas, las horas,
los discos y los días.