ARREBATOS ALÍRICOS

Me fui sobreviviendo como pude

(José Luis Piquero)


lunes, 28 de agosto de 2017

La fábula de Aquiles y la tortuga, el Watusi y el "centro" político

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Por fin, el 15 de agosto de 2017, cuando se cumplían 46 años de "El día del Watusi", empecé la que muy posiblemente sea la gran novela sobre Barcelona, en la fantástica edición de Anagrama, que reúne los 3 volúmenes completos: el primero, Los juegos feroces, una fabulosa renovación de la novela picaresca (en mi opinión, entre las 3 mejores de la historia del género); el segundo, Viento y joyas, una historia sobre el arribismo durante la Transición y, por último, El idioma imposible, sobre la resaca del arribismo, la picaresca y sus consecuencias.
Todo engarzado en un estilo fascinante, barroco, musical, abigarrado y divertidísimo en el que Casavella brilla especialmente en los diálogos surrealistas, dando voz a personajes patibularios o excesivos que, a menudo, deliran con brillantez. Sirva como ejemplo esta reflexión sobre "el centro" político:

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Ballesta (a López y López): ¿Conoce la fábula de Aquiles y la tortuga? (...) Me estoy refiriendo a la fábula de Aquiles y la tortuga, aplicada, dentro del sistema capitalista y sus esquemas, a una política constante de centro. (...) La izquierda, en la calle, parece muy fuerte. Y más estos días, con tanto pretexto para el alboroto. Eso es obvio. Y es posible que en número también lo sea. Y la democracia es número, estadística y puro recuento, no lo olvidemos. Contra la idea de una mayoría natural de derechas, amante de una pax hispana, por decirlo así, que yo creo que no existe como tal, porque de cuando en cuando me paseo por la calle y ogio y veo, y me parece que esa mayoría vota o votará a la izquierda en cuanto desaparezca el factor miedo. La izquierda, por tanto, es más fuerte y no dejará de repetir la idea marxista de que la historia, si se repite, siempre lo hace como farsa. Que la modernización de España pasa por dar el relevo a gente que, digamos, se dirige al pueblo en su idioma, el tiempo que los chicos tarden en gastar ese idioma. Eso es lo importante, el idioma, el tiempo que los chicos tarden en gastar ese idioma y no tengan más remedio que asumir la práctica política, jugar en serio. Aquiles es la izquierda, potente, con esa atracción juvenil de la novedad y esa lengua que pronuncia "divinas palabras".
López y López: ¿Y la tortuga?
Ballesta: Los poderes fácticos. Lo que a partir de ahora, con la entrada de los sindicatos, de los grupos terroristas, de los ánimos enervados de unos y otros, pasarán a denominarse grupos de influencia. (...)
Como cuenta la fábula, la tortuga posee una diferencia de salida que cada vez es menor, pero paradójicamente, aunque siempre sea menor, siempre es una distancia cuantificable. Aquiles nunca cogerá a la tortuga. Ese espacio, por muy menor que sea, es el poder a la vista, que tampoco es manco. En el más grotesco de los casos, un nuevo grupo de influencia, legítimo, si es que usted quiere perfumar la cosa, ¿no? La paradoja es que ese espacio progresivamente reducido que vamos inventando, pero que siempre existe, es el centro. El centro es maleable como el barro. Según la época puede ser tan progresista o conservador como quiera, pero nunca dejará de ser el centro.
El día del Watusi
Francisco Casavella
Anagrama, 2016 

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