martes, 31 de octubre de 2017

ELENA ROMÁN: ¿Qué hacer con Freud además de matar a Freud?

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Aunque todos, sin excepción, son recomendables, me ha resultado especialmente interesante el último libro de Elena Román, ¿Qué hacer con Freud además de matar a Freud?. Y eso que, a estas alturas, después de 17, ojo, 17 libros publicados y tantos y tantos premios* parecía difícil que consiguiera seguir sorprendiéndonos así, como si tal cosa. Sin embargo, sin duda, en este caso lo logra desde el principio y hasta el final, si es que alguna vez se llega al final de un libro tan inagotable como el subsconciente (y las teorías, inagotables y agotadoras, que lo abordan).  

*Entre los galardones recibidos destacamos el XXXV Certamen de poesía Manuel Garrido Chamorro, XXX Certamen de poesía Ángel Martínez Baigorri,  VI Premio de narrativa de Ediciones Oblicuas, XIII Concurso de cuento infantil Ciudad de Marbella, VIII Premio de poesía Luis López Anglada, XXVII Certamen Internacional de Poesía Barcarola, Premio de poesía Iparragirre Saria 2011, IV Premio de novela corta Ciudad de Noega, III Premio Internacional de poesía Blas de Otero–Villa de Bilbao, XXV Certamen de poesía Villa de Peligros, XX Certamen de relato corto Ategua, XIV Certamen de poesía María del Villar, XVII Premio de poesía Elvira Castañón, V Certamen de relatos Luis del Val, XIV y XVI Certamen de poesía Villa de Pasaia, y V Certamen de poesía Nené Losada Rico. Ha sido finalista de Premios de poesía como el Ciudad de Melilla (en tres ocasiones), Ciudad de Badajoz (en dos), Loewe, Ciudad de Torrevieja, Dionisia García, Nicolás del Hierro,  Ciudad de San Fernando y Ciudad de Mérida-Martín Romero... A estas alturas entenderán, por envidia (in)sana y necesidad de espacio, el cambio del tamaño de letra...


En esta ocasión logra llamar la atención (porque la calidad literaria, de nuevo, a estas alturas, se da más que por sentada) reuniendo una antología onírica de un periodo especialmente prolífico en sueños "enmarañados": el que va desde finales de 2015 a finales de 2016, posiblemente motivados por haber dejado el tabaco (desde aquí, nuestra enhorabuena). Así resume el proyecto nuestra soñadora: "para que me dé por perdida el psicoanálisis, prefiero seguir perdiéndome por la poesía".
Dejo a continuación una breve selección de un libro fascinante al completo: auténtico sueño hecho realidad, en sentido literal y figurado, para el lector más exigente.

ROCK CHINO  

Ana me ve mirando sus botes 
y me enseña lo que guarda tras ellos:
una pequeña tabla sobre la que hay
una maqueta compuesta 
por un pozo en un lado 
y unas viviendas en otro
(no pueden estar juntos porque,
según dice, están enfadados).
Me pregunto si no será en breve
el cumpleaños de alguien
para regalarle la tabla,
pero al sostenerla
se me rompe en pedacitos
y la vuelvo a dejar en su sitio.
Vamos a un restaurante chino
donde ponen rock duro
y descalzarse es opcional.
Cambiamos de mesa
una y otra vez
y eso equivale a comer.
Cuando cojo mi chaqueta del perchero
para irnos,
un chico me dice guapa
y otro asegura que me conoce.
Voy a rascarme un ojo 
y descubro que llevo gafas… ¿por qué,
si siempre salgo con lentillas?
Le digo a Ana que mi ginecóloga le caería bien 
porque me ha recetado 
aceite de onagra.


YA NO ES

Una mujer inglesa de mediana edad
me para en una calle toledana.
Me pregunta si hay cerca alguna academia.
Le respondo que, si se refiere a una academia de idiomas,
no hay ninguna por aquí y sí, a eso se refiere,
pero ya no es ella. Ahora es una conocida 
que me explica que la han contratado 
y necesita dar clases.
¿Dónde te han contratado? –le pregunto.
Es que en la zona de abajo
sí hay academias –le explico–, pero no aquí arriba,
y si te han contratado abajo podrías mirar allí.
Dejamos la conversación y seguimos andando.
Entramos en unas termas, bajamos unos escalones
y ya no es ella. Ahora es un hombre con gafas
y no vamos andando sino en coche. 
Es el dueño de las termas o trabaja ahí,
porque le dejan pasar con el coche, 
bajar otros escalones y aparcar en los servicios, 
habiendo un portón por el que podría salir 
y dejar el coche fuera. 
Y no, ya no es él: ahora es un hombre con perilla
y no hay rastro de su coche en los servicios,
donde, en su lugar, hay cuatro camas.
Duerme junto a mí. Al otro lado están una mujer y un niño.
Extiendo la mano hacia él para comprobar si está ahí.
Habla alto, canta, se mueve mucho en la cama
y empieza a besarme
retirando lentamente las mantas.
Justo entonces el niño le dice
que su madre se ha cortado un dedo.
Ella nos enseña su mano ensangrentada
y pide al hombre que le acompañe al lavabo. 
Él le dice que sí, que irá,
y no va. 


GRABACIONES Y FOTOCOPIAS

Son las once de la noche y mi hermana me pide
que baje a la calle con ella y con mi sobrino
porque suenan cerca grabaciones ilegales.
Mi hermana toca algo entre dos coches
y escuchamos, en la voz de una anciana,
un discurso militar o eclesiástico.
Sólo la escuchamos, porque se ha vuelto todo tan oscuro
que echamos a andar despacito
sin saber qué nos espera delante y qué dejamos atrás.
Vuelve la luz. Queda otra grabación por desactivar,
han desaparecido mi hermana y mi sobrino
y estoy en una especie de nave convertida en oficina
donde tengo que hacer unas fotocopias.
Un antiguo compañero de trabajo, al decirle 
que no conozco el funcionamiento de esa impresora 
porque la compraron cuando ya me había marchado,
me explica el sistema para sacar correctamente
una copia por ambas caras: se arranca un botón de la camisa,
lo coloca en el tablero de mandos, y se saca de un bolsillo
la boca y mandíbula de una mujer.
Mira, tienes que clavar el bolígrafo en perpendicular
aquí en la lengua –dice, hundiéndolo en la mandíbula muerta–
para que la boca no se pueda cerrar.
Le agradezco que me haya enseñado el truco
pero la fotocopia sigue sin salir y por poco no esquivo
el puñetazo de un hombre que ha comenzado, a mi lado,
a boxear contra el vacío.




HACIA ATRÁS VUELO Y ME ENAMORO

Hablo con aquel hombre grande
que era amigo del hombre a quien amé
durante más de un lustro 
y me confiesa que ya no está con aquella novia 
que era tan grande como él.
Hablo con él y me enamoro,
como en todos los sueños,
porque tiene una sonrisa que
rompe la voluntad y los tejidos,
pues estamos desnudos el uno frente al otro
preguntándonos por dónde empezamos
y acabamos, por lo visto,
y es que ahora estoy 
en la recepción de un hotel 
en cuyo patio va a comenzar una fiesta:
analizo la orientación del sol
para saber dónde no debo ponerme.
Ando por la calle con Eva
y le cuento que el otro día vi a una amiga suya.
Hace aire, un aire muy agradable,
un aire con el que me elevo y vuelo
como si estuviera sentada en una silla sin silla,
vuelo sentada y hacia atrás
y veo desde arriba a Eva, y también a Ana,
y las tres charlamos como si nada
en dos alturas diferentes.
Les digo que eso de volar no es que sea habitual en mí
pero que tampoco es tan raro, que a veces lo hago,
que en mis sueños de antes lo hacía muchísimo
y ellas me dicen que sí, que sí, que sí…
que lo saben y que, por piedad, 
no me repita tanto.
De nuevo estoy en la recepción del hotel 
y paso al patio donde ya ha empezado la fiesta.
Aunque, en general, la gente va muy arreglada,
conozco a un hombre que lleva una camisa hawaiana
y que, a pesar de eso, me resulta tan atractivo
que no puedo dejar de oler su boca y su pecho
y hablo con él y me enamoro…
como en todos los sueños.

¿Qué hacer con Freud además de matar a Freud?
Elena Román.
Ediciones Liliputienses, 2017

sábado, 28 de octubre de 2017

La España sin transición


LA ESPAÑA SIN TRANSICIÓN
Mi suegra va a misa cada domingo
y a mí me gustaría creer, al menos, 
en Pablo Iglesias. Pero apenas me queda 
esperanza en las propiedades 
curativas de la cerveza y en las faltas 
escoradas al borde del área.

Mi abuela iba a misa de vez en cuando
o la veía por la tele desde la cocina.
La pobre creía en Azaña y Felipe 
y cada vez que votaba se ponía nerviosa
por haber aguantado callada
cuarenta años de miedo.

Sería gracioso si no diera pena.

Vivió más que de sobra para enterarse
de que Azaña se volvió loco en Francia
e iba por los pasillos buscando papeles
que no existían con los que hacer gestiones 
imposibles que, de todas formas,
llegaban demasiado tarde.
(Pobre viejo chocho progresista).

Pero por suerte se murió antes 
de saber cómo acabó González.

Yo supongo que moriré demasiado tarde:
sin abuela, ni Azaña, ni Guevara,
ni Felipe o Guerra ni, por supuesto,
misa, padres, suegra, patria ni iglesias.
(Poema inédito)

miércoles, 25 de octubre de 2017

Ciudad del hambre: Casablanca


CIUDAD DEL HAMBRE: CASABLANCA

Tildes en rojo, tacos en árabe
y eternas discusiones con taxistas
en frances macarrónico.

Código mínimo de mímica 
básica, cibersexo limitado
por la diferencia horaria y llamadas
al orden en perfecto castellano.

Ten cuidado, amigo, ya nadie
te espera en casa y un turista
es un blanco fácil allí
donde no respetan los pasos 
de cebra.

La huida hacia delante.
Ediciones de la Isla de Siltolá, 2014

martes, 24 de octubre de 2017

"POEM" (de Homero Pumarol)

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Papá dijo
si vas a leer
tus poemas en público
y encima te van a pagar
cómprate una camisa blanca
mangas largas
y cuando termines
cobra y desaparece
procura emborracharte
lejos de quién escuche
tus versos
no vayan a creer que la poesía
tiene algo que ver contigo.

Colecturía de aduanas.
Homero Pumarol.
Ediciones Liliputienses, 2016

viernes, 20 de octubre de 2017

"Pálido reflejo" (Rimbaud, Lou Reed & Víctor Peña)


PÁLIDO REFLEJO

Uno de los insultos que el personal
lanzaba sobre Lou (…) era “¡casado!”.

Diego A. Manrique

Arthur Rimbaud a los diecinueve años
dicen que dejó todo: a su familia,
su chulazo, su condición y cuarto
de poeta y partió a África rumbo
a dedicarse al contrabando de armas.

Pero de una manera funcionaria,
mucho menos peligrosa y romántica
de lo que hemos preferido creer.

Nunca dejó de escribir, digan
lo que digan sus despistados fans.

Yo a los veintinueve tomé todo:
fijé la fecha de boda con mi amada,
aprobé las oposiciones de Secundaria,
accedí a albergar, siquiera por un rato,
la idea de tener un hijo y comencé el pago
mensual con mis impuestos del contrabando
de armas de mi Gobierno democrático
a regímenes dictatoriales poco escandalosos,
al menos mediáticamente hablando.

No fui un esposo infernal ni un virgen de mente,
no perdí la pierna ni morí a los treintaisiete.

Pero hay muchas formas de ser un maldito. 

Diario de un puretas recién casado 
(Ediciones Liliputienses, 2016).

miércoles, 18 de octubre de 2017

"La oscura intimidad de la medusa" (poemazo de Celia Corral Cañas)

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LA OSCURA INTIMIDAD DE LA MEDUSA


tienes todos los rostros y ninguno,
eres todas las horas y ninguna,
te pareces al árbol y a la nube,
eres todos los pájaros y un astro,
Octavio Paz

A veces eres luz, a veces piedra;
a veces tiburón y otras erizo.
El viaje de los sueños en las nubes,
las alas del dragón y de Mercurio.
La humanidad de Batman y el temblor
de todo lo animal y lo divino.
Los oídos de Ulises y los párpados
conscientes y obstinados de Penélope.
El gigante más grande en Liliputh,
los molinos de viento imaginados.
El camino del bosque que descarta
Caperucita Roja y lleva al lobo.
El interés del gato en la ratita,
el sueño en siete camas o en Totoro.
Eres el pie que no entra en el zapato,
las mentiras piadosas del espejo,
la voz de la sirena y la espuma.

Eres el héroe muerto y sobrevives
al paso de la lluvia y sus arrugas.
Las paredes de Dogville, la escritura
de Sócrates, la playa de Invernalia.
La piel de los guepardos y sus garras,
el tacto de los labios del león
marino y la sonrisa del insecto.
La elegancia del vuelo transparente
de la libélula, la silenciosa
proximidad de la serpiente hembra.
El caracol en su húmedo abrazo,
la secreta voracidad del pez.
La espera impertérrita del perro,
el ladrido en el aire de los cuervos.
El hígado del pato al explotar,
la oscura intimidad de la medusa.
El honor del elefante, la astucia
de la zorra y de las uvas, el hambre
que a todos nos define y nos enfrenta.
La duna tras la tormenta de arena,
la mano que dibuja un arcoíris.
La distancia creciente entre galaxias
destinadas para siempre al olvido.

La estrella ignorante de su nombre,
el río que nace cerca de casa,
el cielo de esta tarde de noviembre.
El árbol que hospeda en su tronco
los cuerpos –¿y las almas?– desdentados
de los bebés toraja que murieron.
Ventana en el palacio y en la escuela,
ventana en hospitales y en la cárcel.
La espada sin hombre y sin romance,
el caballo que vuelve sin jinete,
la fiebre de la noche en cada guerra,
la luna de la luna y su sentido.
El viento insoportable del que duda,
la libertad del sueño y su esperanza.
El roce de la cuerda en la garganta,
la rama rota en el acantilado.
La fuerza misteriosa y convencida
que da vida y expande el tumor.
El silencio después de la pregunta,
las vías cuando ya ha pasado el tren.
La herida que no sangra y sin embargo
se despierta contigo cada día.
Tu carne sabe a historias y a animal.

Eres sólo real; sólo inventado.
Eres el que condena, el condenado
y la condena; la magia y el truco,
el mago, el conejo y el sombrero.
El equilibrio y todos sus contrarios.
El corazón que late y el latido,
el primer parpadeo y el último.
Eres el navegante, eres el náufrago,
el mapa, el navío, el iceberg.
A veces eres tú y otras veces…
te mudas de pronombre personal,
despiertas en lo propio y en lo ajeno.
Eres quien crees ser, quien desconoces;
eres quien creo y quien desconozco.
A veces quien escribe, otras quien lee
y otras, como ahora, el poema.


La voz del animal bajo tu piel.
Celia Corral Cañas.
BajAmar editores, 2017

martes, 17 de octubre de 2017

"El color del dinero" (Víctor Jiménez)


EL COLOR DEL DINERO 

He puesto cuanto tengo a plazo fijo, 
y renovable por el tiempo 
que Dios quiera, en la nueva sucursal 
bancaria de mi calle; 
que, tal y como están las cosas hoy, 
es mucho desaliento para llevarlo encima 
y demasiada sombra para tenerla en casa. 
Así que, cada dos o tres 
melancolías, 
me paso por el banco donde 
una hermosa muchacha 
atiende en ventanilla 
e ingreso mi salario 
de rutina, reviso el saldo 
de mi historia y retiro 
una pequeña suma de ilusiones. 
Para cubrir mis sueños semanales 
me basta con mirar 
el color del dinero 
                                de sus ojos. 


                                                                        Víctor Jiménez                                                  Las cosas por su sombra, (Adonais, 1999)

lunes, 16 de octubre de 2017

"Fidelidad" (Cristina Peri Rossi)


FIDELIDAD
A los veinte años, en Montevideo, escuchaba a Mina
cantando Marguerita de Cocciante
en la pantalla blanca y negra de la Rai
junto a la mujer que amaba
y me emocionaba.

A los cuarenta años escuchaba a Mina
cantando Marguerita de Cocciante
en el reproductor de cassettes
junto a la mujer que amaba,
en Estocolmo,
y me emocionaba.

A los sesenta años, escucho a Mina
cantando a Margherita de Cocciante
en Youtube, junto a la mujer a la que amo,
ciudad de Barcelona
y me emociono.

Luego dicen que no soy una persona fiel.

Playstation
Cristina Peri Rossi.
XXI Premio Fundación Loewe
Visor, 2009

domingo, 15 de octubre de 2017

"Dinero": Benítez Reyes, Benítez Ariza, Alberto Tesán, Pablo García Casado y J.L. Piquero

DINERO
Tras una combinación difícil, bajo llave,
protegido por poleas de acero,
camuflado en unas siglas
o en el cajón secreto del avaro,
duerme en su soledad plenipotente
de dios convencional de todo esto:
de los teatros mercantiles,
de la bolsa enigmática y cambiante
como la luna, en su condición
de testaferro manoseado del oro.
Suma y resta del todo y de la nada,
multiplicador del poder y de la angustia, 
irrealidad portátil en su ruta estratégica,
hundiendo, rescatando, inflacionando,
dragón herido siempre por la espada
enmohecida de la incertidumbre,
en su cueva especulativa.
Mendigo arrogante de la capa bordada,
misterio desvelado en la exactitud de los porcentajes,
por activo y por pasivo,
abstracción callejera, metal de calderilla,
prestidigitador de operaciones en el aire
a escala mundial y, sin embargo, también de casi nada:
el niño que cuenta unas monedas
ante el kiosco, midiendo su poder 
de apropiación del mundo, calculando
lo que cuesta un deseo, la mercancía
del corazón, el ansia oscura. 
Las identidades,
Felipe Benítez Reyes.
Visor, 2012
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DEL DINERO

Como otros atributos de la supervivencia,
su llegada periódica a tu cuenta
corriente se confunde con el paso
del tiempo, le concede
a éste un valor preciso; de manera 
que, hecha abstracción de ciertas condiciones,
la cifra renovada
equivale a un número de días
y con ellos se agota (a veces antes);
aunque esto nada tenga
que ver, dicen algunos, con la felicidad; 
y no ya porque un mundo sin dinero
pudiera ser mejor, o porque sea
posible renunciar a ciertas servidumbres,
igual que renunciaste                                        
a la magia de ver cómo unas pocas                            
monedas te bastaban, no hace mucho,                          
para medir el pulso de la noche                              
en un bar donde hacían                                       
siempre la vista gorda con las cuentas
–algo así debió ser la juventud–,
rodeado de amigos indistintos, 
gregarios, todavía no sujetos
a esa incapacidad sobrevenida
de compartir, más tarde, los vulgares
destinos que nos aguardaban.

Poníamos nuestras dos o tres monedas
en común y sabíamos
que la suma de todas era lo que costaba
ser felices entonces, todos juntos.

José Manuel Benítez Ariza.
Malos pensamientos
Renacimiento, 1994)



DINERO

Dinero es la palabra y dinero el problema.
Y después del dinero, más dinero.
Escribir o llegar a fin de mes
con los zapatos rotos y las deudas saldadas.
Por no hablar de los planes de futuro:
la casita adosada con jardín y piscina,
vecinos y apariencias que guardar.
Después vienen los hijos con su chantaje fácil.
Y el maldito colegio, y los malditos libros.
Y tu mujer y sus amigas.
Tu mujer y esas zorras que la adulan,
esas viejas ninfómanas con medias compresivas
que no te quieren, que te miran mal.
Y hay que seguir las normas de la comunidad.
Y hay que seguir vendiendo para seguir viviendo.
Porque la rueda gira y todo tiene un precio.
Todo está en venta en este paraíso.
Así que tú trabaja duro y piensa
en la gran maravilla que te aguarda.
Muchacho, el mundo te sonríe .
Las grandes esperanzas están todas
puestas sobre ti.


(de Piedras en el agua,
Alberto Tesán
Pre-textos, 2003)



DINERO
No es un ambiguo sentimiento de angustia, es dinero.


(Dinero
Pablo García Casado.
DVD, 2007.
 Posteriormente recogido en Fuera de campo: poesía reunida, Visor, 2013)



DINERO

Lo tuve.
Y la llave del cofre del tesoro, toda de plástico,
leal como un amor adolescente,
con su leve chasquido de sexo maquinista.
Oh, cajeros, banquetes
del siglo XXI, que no sacian,
y la hermosura de las Matemáticas.
Entonces no le hacía mucho caso.
Era tan mío como mi nariz
o mi mano derecha.
El dinero no es sucio. ¿Acaso tu mascota o tu bebé son sucios?
¡Y hacía cosas, cosas!
Prodigios cotidianos: un mago de bolsillo.
Y su música enérgica, contante,
era la melodía de un mundo hermoso y lógico.

Ya no lo tengo.
A veces noto el hueco como una amputación de lo mejor de mí.
Y es curioso haber sido tan propicio
y ya no serlo. El nombre de su ausencia
es Intemperie.
Ahora sé lo que era
el dinero: un yo perfeccionado.
Y otra cosa: un espejo en el que se miraban los demás
y era a mí a quien miraban, conmovido
de aprobación, ligero de aflicciones.
Y el mundo proseguía,
como las cosas llenas, como lo que rebosa,
mientras yo abría puertas e iba alegremente a todas partes
cantando: cuánto, cuánto, no hay problema...

(Tienes que irte,
José Luis Piquero,
Ediciones de la Isla de Siltolá, 
2017)

sábado, 14 de octubre de 2017

Álex Chico: "El otro" en LAS RAZONES DE LA POESÍA


El pasado domingo, Álex Chico y yo compartimos página en Las Razones de la Poesía, con sendos poemas inéditos. En mi caso, con "Lost in Google Translate", que pueden leer en esta entrada de mi blog. En el suyo, con el poema en prosa "El otro" que, con su permiso, dejo por aquí para que puedan leerlo cómodamente, sean ustedes compradores asiduos de La Razón o no

El otro
Cualquier dirección es posible, pero eliges caminar calle abajo. Se estrecha la vía y al pasar de nuevo por el mismo portal se anuda a ti esta suma de historias incompletas, recónditas, banales: el televisor apagado que alguien mira con desinterés desde un sofá, las flores secas en el centro de una rotonda, el paseo solitario de quien será, horas más tarde, un asesino a la fuga.
Nada te atañe esta sucesión de minutos, recibidos así, con aparente casualidad, y sin embargo bajan contigo como una piel muerta. Porque el camino es largo y formas parte de una vieja ceremonia: la del testigo que perpetúa, sin pretenderlo, el ritual de los días a medio hacer; la del espectador que busca una parte y la siguiente.
El azar se trasforma en una extensa cadena. Una pesada cortina que al desplegarse agita los límites del mundo. También a ti te golpea su movimiento a medida que avanzas.
La carretera se bifurca. No hay camino de regreso para alguien que olvidó dónde está su casa. El asfalto mojado te hace resbalar y perder el sentido. Todo a tu alrededor no es más que una concatenación de ficciones, como una mandíbula que al abrirse devora cualquier rastro de vuelta.
Eres uno, ahora, y eres múltiple.
Sabes que al doblar la esquina nadie te llamará por tu nombre.

(del libro inédito La mitad del poema)

viernes, 13 de octubre de 2017

La princesa, la muerte, el hijo, el carpintero y GHB

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Tusquets acaba de reeditar La princesa y la muerte, soberbia colección de cuentos publicados por Gonzalo Hidalgo Bayal hace años en la colección La Gaveta de la Editora Regional de Extremadura.
Aprovecho para recordar a Tusquets que Mísera fue, señora, la osadía, debut como novelista de GHB en 1988 es inencontrable y tremendamente disfrutable y para dejar aquí mi relato preferido de La princesa y la muerte, junto con mi recomendación encarecida:

El hijo del carpintero
Cuando el hijo del carpintero cumplió diecisiete años, se dispuso a cumplir el destino que predijeron los oráculos en el día de su nacimiento, así que abandonó la aldea y se encaminó al palacio del rey para conquistar la mano de la princesa y convertirse en heredero del trono. Tendría que superar numerosos peligros en el trayecto, pero, según los augurios, sólo uno de ellos era tan espantoso y extraordinario como para impedir el logro de su objetivo. ‘Cuídate de las insidias y asechanzas del guardián con un parche en el ojo izquierdo, porque ni el fuego ni la cólera darán tregua a su maldad’, había dicho el oráculo. De modo que el hijo del carpintero recorrió los bosques y cruzó los ríos y atravesó las montañas del país camino del palacio, venciendo sin dificultad los obstáculos que salían a su paso, porque era intrépido y valiente. A la orilla del mar, en efecto, en los restos de un barco que había naufragado tiempo atrás, encontró a un viejo pirata con barba y un parche en el ojo izquierdo. Al hijo del carpintero le pareció una persona inofensiva y nada terrible, incluso afable, pero, cumpliendo su destino, lo mató con un golpe de remo en la cabeza y lo arrojó al agua. Después, aunque con el remordimiento de haber dado muerte tal vez a un hombre inocente, siguió su camino con alegría, seguro y confiado, sintiéndose ya dueño del corazón de la princesa.Y así llegó a la ciudad. Pero apenas llamó a la puerta de la muralla, los centinelas lo acusaron de haber asesinado al marinero predilecto del monarca, lo detuvieron y lo condujeron a los tribunales de justicia. Fue entonces, al encontrarse ante el juez, cuando el hijo del carpintero maldijo entre dientes la fatalidad de los designios divinos, pues la severidad del magistrado que lo observaba desde el estrado lucía un parche en el ojo izquierdo y un rayo de cólera y de fuego en el derecho.
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miércoles, 11 de octubre de 2017

"Disturbios raciales, Tulsa, 1921" (un poema de Sharon Olds)

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El blanco abrasador en las camisas de los hombres blancos
es fogonazo en el papel, mirarlo es como
mirar al sol, puedes quedarte ciego.
Bajo la bocacha de las metralletas,
la piel oscura y reluciente de mujeres
y hombres condenados. Puedes mirar el 
brillo castaño de sus caras todo el día.
Excepto uno todos bajan por la tarima
trasera de la camioneta. Tumbado,
los zapatos orientados a norte y sur, 
los nudillos engarzados en las astillas de los listones,
reclina la cabeza como si estuvieses en un 
campo, la cara contra el cielo,
para acoger en ella el sol, para
oscurecerla más y más hacia los tonos de lo humano.

Los muertos y los vivos.
Sharon Olds.
Traducción de J.J. Almagro Iglesias y Carlos Jiménez Arribas..
Barletby Editores.

lunes, 9 de octubre de 2017

"Milito en el partido de mi intimidad"


Milito en el partido de mi intimidad.
Mi manifiesto: las conversaciones de los bares.

En asambleas de dudas y miradas
nos reunimos mis compañeros y yo.

Defendemos nuestro programa
a golpe de abrazos detenidos.

Los votos cuentan
en círculos de vasos sobre la mesa.

Hay palabras y hay silencios. Más allá
de las siglas hay palabras y hay silencios.

Camaradas, os convoco
al multitudinario congreso de las calles.

Entrad en mi alma clandestina.
Atrás queda el partido de los indiferentes.

Os ofrezco una bandera tejida con restos
de naufragios y la esperanza de la playa.


Economía de guerra.
Ana Pérez Cañamares.
Ediciones Lupercalia.

domingo, 8 de octubre de 2017

"Lost in Google Translate" (poema inédito publicado en Las Razones de la Poesía)

Hoy en "Las Razones de la Poesía", espacio del periódico La Razón coordinado por Pedro Alberto Cruz Sánchez, compartimos espacio el gran Álex Chico y servidor. En mi caso, con este poema inédito dedicado a Ernesto Filardi y sus followers:

Lost in Google Translate[1]

Todos queremos que nos encuentren.
Bob Harris


Los alemanes tienen una palabra
para expresar la nostalgia que uno
siente hacia el lugar donde nunca
ha llegado a estar. Es fernweh,
como quiera que se pronuncie.

En inglés tienen varios tipos
de sonrisa: entre ellos, smirk, con pocos
dientes, o grin, con muchos (¿demasiados?).

En algunas lenguas bantúes, ilunga
es quien perdona una misma ofensa
dos veces y a la tercera se enfada.

En tagalo, gigil es el deseo irresistible
de abrazar a alguien que es muy rico
o muy guapo. O ambas, a ser posible.

Schadenfreude: dícese de alegrarse
en alemán de las (pequeñas) desgracias ajenas.

Aware es para los japoneses esa
melancolía que se siente
al vivir un momento de belleza
fugaz y trascendente.

Por su parte, Koi No Yokan expresa
cuando conoces a alguien y sientes
que tarde o temprano os vais
a enamorar el uno del otro.

Cafuné, en portugués brasileño,
es el acto de pasar los dedos
a través del pelo de la persona
que amas. Por su parte,
los angloparlantes alucinan
cuando les explicas lo que es la “dentera”:

No tienen palabra para ese concepto.




[1] Poema escrito gracias a Ernesto Filardi y sus followers.

Sobre dicho poema escribe Pedro Alberto Cruz Sánchez en "Las Razones de la Poesía":
La poesía -que aparentemente todo lo abarca, que es capaz de nombrar hasta el más sutil e insondable de los sentimientos- no deja de ser lenguaje. Y el lenguaje -nos dice Víctor Peña Dacosta- es relativo, limitado, posee sus puntos ciegos. Dependiendo de la lengua elegida, hay matices conceptuales y emocionales que no existen. Porque no son los sentimientos los que construyen las palabras, sino las palabras las que construyen los sentimientos. Peña Dacosta traza así una cartografía de sentimientos únicos, de imposible traducción de un lenguaje a otro. Lo que considerábamos como "universal" -¿acaso no es capaz cada individuo de sentir lo mismo?- se revela ahora como local, contextualizado. La poesía es falible y, por tanto, esencialmente humana. Y, precisamente por esto, la era digital -y, dentro de ella, su principal buscador y traductor de palabras, Google- no solo no ha conseguido colmar estos "agujeros lingüísticos" y generar una superficie continúa, sino que los casos de incomunicación se han multiplicado. El estilo casi matalingüístico de Peña Dacosta explora estas "islas de sentido único" de una manera abracadabrante y reveladora.

viernes, 6 de octubre de 2017

"El amor es un toro mecánico del que nadie se baja nunca con elegancia"

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El amor es un toro mecánico del que nadie se baja con elegancia.

Una atracción de feria

abandonada,

desafiando la intemperie.



Todos se paran frente al toro y se dicen

Yo puedo con él. Todos, sin excepción, confían

en sus talones

y se montan a la violencia eléctrica

de su lomo. Confían todavía cuando el movimiento

se inicia,

como si una mano poderosa e invisible

echase una ficha al aparato

sin previo aviso.

El clic metálico se recorta en el sonido,

una topadora minúscula

derribando

al silencio de un empujón. Entonces todo comienza, y ya

no hay manera

de emprolijar el cuerpo, esa forma

de la que antes creíamos tener dominio y que ahora

se nos revela

como si hubiese estado esperando su turno

comiéndose las uñas

desde que le pusieron nombre.



Si yo fuese un ratón

preferiría

perder mi cola en la trampa

antes que mi queso.



Una y otra vez.

Antitierra
Valeria Tentoni
Ediciones Liliputienses, 2017

jueves, 5 de octubre de 2017

"Para qué sirve Jorge Barco"

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Uno de los libros de poesía que más he disfrutado últimamente es Ritmo latino, de Jorge Barco Ingelmo (recomendado, por cierto, por Víctor Martín Iglesias directamente y por Gonzalo Gragera en esta reseña en Oculta).
Hoy Jorge cumple 40 años, así que es una buena excusa para recordar este viejo poema suyo:

PARA QUÉ SIRVE JORGE BARCO

Jorge Barco inventó la penicilina.
Jorge Barco descubrió la Teoría de la Relatividad.
Llegó por primera vez a la luna en 1969.
Jorge Barco formuló que la fuerza de atracción entre dos
cuerpos es directamente proporcional al producto de
sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la
distancia que los separa, y los demás lo creyeron.
Jorge Barco escribió el Quijote y Arde el mar,
y Sepulcro en Tarquinia y Cuaderno de Nueva York.
Jorge Barco también escribió Platero y yo,
pero con pseudónimo.
La leche pasteurizada es de Jorge Barco.
La coca cola es de Jorge Barco.
Y la Poética de Aristóteles es una copia casi literal
de la que Jorge Barco escribió dos años antes.

Sin embargo Jorge Barco morirá.
No sabe cuándo.
Ya ves de qué sirve vivir en vida.


Jorge Barco Ingelmo
El rastro de mis lágrimas

miércoles, 4 de octubre de 2017

ALTA TRAICIÓN


No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
     es inasible.
Pero (aunque suene mal)
     daría la vida
por diez lugares suyos,
     cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
     fortalezas,
una ciudad deshecha,
     gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
     montañas
-y tres o cuatro ríos.


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martes, 3 de octubre de 2017

"Circe esgrime un argumento" (un poemazo de Silvia Ugidos)

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Si regresas, Ulises,
encontrarás allí en Ítaca 
una mujer cobarde:
Penélope ojerosa
que afanosa y sin saberlo
le teje y le desteje una mortaja
al amor. Ella pretende
aferrarse y aferraros a lo eterno.
Si regresas
hacia un destino más infame aún
que éste que yo te ofrezco
avanzas si vuelves a su encuentro.
Más enemigo del amor y de la vida
que mis venenos
es vuestro matrimonio, vil encierro.

Quédate, Ulises: sé un cerdo.


Silvia Ugidos
Las pruebas del delito
Ed. DVD. Barcelona, 1997