El blanco abrasador en las camisas de los hombres blancos
es fogonazo en el papel, mirarlo es como
mirar al sol, puedes quedarte ciego.
Bajo la bocacha de las metralletas,
la piel oscura y reluciente de mujeres
y hombres condenados. Puedes mirar el
brillo castaño de sus caras todo el día.
Excepto uno todos bajan por la tarima
trasera de la camioneta. Tumbado,
los zapatos orientados a norte y sur,
los nudillos engarzados en las astillas de los listones,
reclina la cabeza como si estuvieses en un
campo, la cara contra el cielo,
para acoger en ella el sol, para
oscurecerla más y más hacia los tonos de lo humano.
Los muertos y los vivos.
Sharon Olds.
Traducción de J.J. Almagro Iglesias y Carlos Jiménez Arribas..
Barletby Editores.
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