miércoles, 11 de septiembre de 2019

Algunos poemas de HACIA EL VIAJE (de Juan Manuel Muñoz Aguirre)

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Juan Manuel Muñoz Aguirre nació en Madrid en 1959. En 1985 obtuvo el premio Ciudad de Alcalá por Omnia, en 1991 el Hiperión por Adiós, dijo el duende y en 2006 el I Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro con Hacia el viaje, su tercer libro de poemas. De este último ofrezco una pequeña muestra junto con mi encarecida recomendación:

NOCHE DE REYES
Desde la última planta de este imperio funesto,
inspirado en la fe y aún más en la ignorancia,
los borrachos se ven, abajo, entre la niebla,
como lentas figuras danzantes, casi inmóviles.
Nada ha cambiado, pues, en el lugar del tránsito:
es ahora la niebla lo que entonces el humo
al ocultar la calle, Los enfermos -sus manos
delgadas como peces conservados en sal-
recorren los pasillos y las salas de espera
dispuestos a extender un rumor de convictos:
que los atardeceres, y no las noches, son
los que se hacen eternos. ¿Una voz todavía,
un rostro figurado, de hombre bueno y paciente,
a punto de expresar la dicha de los suyos?
Para una sola vida, demasiados secretos.
Una mujer exhausta, vaciada, se ha dormido,
y nunca has de olvidar que todo su cansancio
ya es tu obra primera. Es así como se alza
una falsa verdad, la ilusoria estatura
que pueda sostener el desplome de un mundo
largamente soñado. De tanta orfandad, lloras.
Y te sostengo en brazos, inerme, diminuta
cosa, todo ternura y anhelos defraudados,
como a mi padre muerto.


UNA LEYENDA DICE
Árboles, casas: todo son fragmentos.

De un abril bendecido,
materia pura
de bienaventuranza,
llegó la rendición a este dominio.

Y, tras ella, las amenazas,
el perfume de los viajes felices,
un yo descarnado, huido del cuerpo,
y un amor pospuesto, siempre inminente.

Un gesto bastaría,
tal y como entonces lo desearon,
para llegar a ser invulnerables.

¿Libertad?, pregunta él. Y ella piensa: Destino.


DÍA DEL MES DE ENERO
La felicidad, desde que es costumbre,
empieza por ceder un brillo incierto en las ventanas.

Si te inclinas ahora sobre mí
y pasas muy despacio
el dorso de tu mano por mi frente,
cerraré de nuevo los ojos.

Y entonces pensaré
-aunque luego me olvide-
cómo hacerte feliz un día más.

¿Te referías 
a los almendros al decir
-No hay milagro salvo si se repite?

DA CAPO
Llévalo atrás,
como en los malos sueños,
pero no tanto que tu mano
pueda alterar la superficie inmóvil
o estremecer los matorrales;
acércalo después
hasta el límite exacto de la voz
o más cerca aún,
al silencio húmedo, obsesivo,
donde la tensión tiembla
como en una clave de bóveda.
La sangre, entonces, toda la sangre,
y alrededor un golpe de breve oscuridad.
Has de ser tú, o cualquiera con tu rostro,
quien alce la vista y descubra
cómo era el mundo
antes de mi muerte. Como los niños,
como los débiles, inventando ídolos.

DE LOS ESPEJOS
Todos los pozos son aquí sagrados.

Desacostumbrada, la noche esconde
un círculo de claridad,
un alma plácida
y distraída, los detritos
de un continente inclinado al horror
que desbordan, como masas de nubes,
la línea de las montañas.

Furtivos, ahuyentados por el frío,
los transeúntes vuelven
a su felicidad y allí nos compadecen.

También nosotros hemos vuelto
y no como esperábamos:
de un repentino azul
-fauce, honda grieta-, algo que hemos aprendido.

Hacia el viaje. 
Juan Manuel Muñoz Aguirre.
I Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro.
Colección Alegría. Centro de Poesia José Hierro, 2006.

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