ANTES DE QUE SEA (OTRA VEZ) DEMASIADO TARDE.
Hola, vengo del futuro. (...) Viajo desde la España de dentro de solo unos años. (...) Os cuento: tenemos un nuevo presidente del gobierno. Populista. Según unos. Neofascista, lo llaman otros. Un líder carismático, de maneras viriles y discuruso desacomplejado, que presume de ser “políticamente incorrecto” y “llamar a las cosas por su nombre”. (...) Nuestro nuevo presidente ha llegado al poder a lomos de un discurso abiertamente xenófobo y ultranacionalista. “España para los españoles”. “Los españoles primero”. “Hagamos otra vez grande España”. Propone inmigración cero, expulsiones masivas, menores incluidos. (...)
Y es que aún traigo otra mala noticia desde el futuro, donde al menos vemos las cosas un poco más claras que vosotros: el nuevo fascismo no está solo en nuevos y no tan nuevos partidos. Su ascenso electora e institucional es posible porque se levanta sobre un fascismo estructural, que ya estaba ahí. Que nunca se había ido. Ese “fascismo eterno”, en palabras de Eco. Esa corriente subterránea que solo necesita el momento propicio, la crisis, el desencanto cíclico de las siempre desencantables clases medias (reales o aspiracionales, y que suelen formar la base social de todo fascismo).(...) Porque sus votantes no son necesariamente (...) fascistas militantes sino fascistas ocasionales, coyunturales, de los que quizás no estemos tan alejados. (...)Cuando el fascismo llega y extiende su oferta, encuentra menos resistencia, más fácil adhesión en una sociedad temerosa y necesitada de convicciones fuertes.Pero alto ahí, no he venido desde el futuro para extender el derrotismo. (...) Tampoco he venido para pediros que leáis este libro, sino para algo que requiere bastante más esfuerzo: construir resistencia antifascista.
El sindicato representa todo lo contrario que el fascismo. Su esencia es siempre antifascista. Es la forma que los trabajadores tienen de combatir colectivamente todo aquello que el fascismo usa como abono de crecimiento rápido: el individualismo, la atomización, la fractura social, la desigualdad, el miedo, la falta de futuro. Frente al “sálvese quien pueda”, que es el lema de nuestra época, digamos mejor: o nos salvamos juntos, o no se salva nadie.Contra el fascismo que ya está aquí no podemos ser espectadores. (...) Tampoco confiar en el triunfo natural de la razón y la verdad, que no bastan frente a las emociones y las falsedades que emplean los ultras en su avance. Si algo nos enseña el pasado es que el triunfo del fascismo siempre se entiende años después: en el momento parece inadvertido, no lo vemos venir, no creemos que pueda pasarnos a nosotros. Siempre es demasiado tarde. Vienen tiempos que nos exigirán ser antifascistas. En todos los ámbitos, todos los días. Lo mismo organizándonos con nuestros compañeros de trabajo y vecinos que educando a nuestros hijos. Si el fascismo se beneficia del miedo, construyamos seguridad colectiva frente a la intemperie en que nos quieren dejar. Si el fascismo explota la debilidad comunitaria ofreciendo identidades fuertes y excluyentes, recuperemos comunidad, abierta, incluyente fraterna. Si el fascismo coge la bandera del malestar, de los perdedores de la globalización, no se la regalemos tan fácilmente. Al fascismo, sea nuevo o viejo, merezca o no tal nombre, no lo van frenar la democracia,ni la Constitución, ni la Unión Europea, ni Jason Stanley ni mil libros como este. Lo vamos a frenar nosotras, nosotros. Vamos.
Prólogo de Isaac Rosa a FACHA: Cómo funciona el fascismo y cómo ha entrado en tu vida de Jason Stanley.
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