DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE FUTURO
Mi futuro está en mi pasado y mi pasado es mi presente.
Ahora debo hacer presente mi futuro.
VLADIMIR HOROWITZ
Yo te enseñaré la lucha, hijo mío.
Te mostraré los caminos, los cobertizos, los
recovecos y las fuentes, los esconditos y los
campos de batalla.
Te enseñaré a caer, a levantarte, a amoldar tu sitio
para que te sientas seguro.
Yo te mostraré la vida como arte, la política como
diálogo y la religión como asidero de la ceguera.
Te pondré canciones de Sufjan Stevens, de
Morrisey, y hasta de los Punsetes -que
componían letras cuando el mundo, nuestra
casa, era crisis y desazón-.
Yo te construiré con mis manos una pajarita de
papel para que puedas comprender que sin alas
no hay vuelo posible.
Yo te daré mi tiempo. Eres parte de mí. Te
pertenezco y tú me perteneces.
Procuraré que tu oído se acostumbre a valorar la
palabra, que tu puño permanezca cerrado antes
del impacto y te enseñaré que la lágrima es
necesaria para manifestar tristeza y alegría.
Yo te enseñaré, hijo mío, cómo la nube aprende de
la lluvia o la tierra aprehende la sequía.
Te enseñaré a manejar la frustración como si se
tratase de un ábaco que acumula sus cuentas,
una tras una, hasta sumar una vida: tu vida.
Lo haré, sí, lo haré. Y tú, mi inocente cachorro,
construirás ese futuro con tus manos, tu palabra
y tu valentía.
Jamás con miedo -por mucho que te digan, repitan
y reiteren-, pues no es más que el temor al
futuro, ese que pintarás aunque te cuenten que
es un caballo herido.
Bienvenido a tu porvenir.
La orquesta revolucionaria.
Nacho Montoto.
EspasaEsPoesía, 2018
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