martes, 2 de febrero de 2016

Variación sobre un viejo tema de Eric Clapton


Te encuentro hoy especialmente guapa,
cariño, así, tal cual, sin arreglar
y despeinada, en este momento
como cualquier otro, que compartimos
en esto que podemos llamar casa.

No te cambiaría ni un lunar, pecho
o coma: estás perfecta así, sweetheart,
tanto que me gustaría guardarte
para siempre, como un coleccionista
de tebeos su mejor obra: aislada,
precintada, protegida, intocable,
ajena al mundo cruel que nos rodea.

No por esperar que te revalorices
(nunca podrás, ni tú ni nadie,
valer más que en este instante),
sino para demostrar que el dinero
no me preocupa y que rechazo
cuantas ofertas puedan llegarme
de cambiarte por millones, favores
o promesas. Nada quiero que no sea
esperar a que nos llegue el momento
adecuado y te saque de tu precinto.

Entonces seguirás siendo preciosa
aun con ese leve mohín de enfado,
y esperarás a que yo me disculpe
y te diga: ya eres libre, aunque mía
y perfecta. Y yo he renunciado a todo
por no dejarte en manos de cualquiera:
vayamos a cenar, si te apetece,
a un sitio romántico y asequible,
y paguemos a medias, vida mía,
acabemos juntos con tantos siglos
de opresivo patriarcado.

(Diario de un puretas recién casado.
Ediciones Liliputienses, 2016)

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