domingo, 21 de mayo de 2023

"A una mujer le gusta que un hombre la toque" (Marta Jiménez Serrano)

 

A una mujer le gusta que un hombre la toque. Poco importa que sea en una cama de una habitación en una calle concurrida de un barrio céntrico de la ciudad moderna o en cualquier otro sitio. Sabe que la práctica está menospreciada y que no alcanza la consideración del sexo oral o la penetración. Eso también le importa poco. A una mujer le gusta que un hombre la toque. La yema contra el clítoris. Le gusta. A un hombre le gusta que una mujer le chupe. Poco importa que sea en un sofá de un salón en una calle céntrica de un barrio moderno o en cualquier otro sitio. Sabe que es una práctica fetichizada y que pudiera parecer que le gusta por su simbología. Eso también le importa poco. A un hombre le gusta que una mujer le chupe. La lengua en el frenillo. Le gusta. Una mujer y un hombre en cualquier parte sudan a la vez y se miran a los ojos y ponen las bocas muy cerca sin besarse: se respiran. Una mujer y un hombre como dos animalitos que chocan sus cabezas y sus pelvis, que se huelen, se lamen, se olfatean, que se comprenden bien aunque no hablen, que hablan aunque ya se comprendan: no me lo creo, no puedo cuando me besas ahí, no te crees qué, me encanta que me mires mientras tanto. Una mujer avisa a un hombre: me voy a correr. Un hombre avisa a una mujer: me corro. Un hombre acelera el dedo, susurra algo en su oreja, la aprieta contra sí. Una mujer la mete de lleno en su garganta. Una mujer reitera: me corro, y un hombre le responde córrete. Y un hombre avisa otra vez, por si acaso: me corro, y una mujer con la boca ocupada le mira y con los ojos le dice córrete. Una mujer se retuerce en los brazos de un hombre, se le eriza la piel, estira el cuello, gime. Un hombre se sonríe porque no puede más, echa el cuello hacia atrás, se electrocuta, grita. Los dos tiemblan.
NO TODO EL MUNDO.
Marta Jimenez Serrano.
Sexto Piso, 2023.

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