Mirando tus dibujos
Para mi hija Ana
Jugabas de mañana, cuando niña,
ante una luz naciente
con la arena y el agua,
deshacías castillos.
Las murallas de Troya
no habían sido aún
ni siquiera pensadas,
niña Homero,
ni imaginado Aquiles,
Esparta, Ulises, Héctor…
Mirando tus dibujos,
cuando escribo,
pienso si yo también,
con tanta devoción,
alguna vez tracé con tan pocos colores
palabras más exactas que ese cielo.
Y si supe escuchar ese galope
yo ya llevaba en mí
ese caballo en llamas más que el sol.
Ariadna
(Una elegía para mi padre muerto)
A María Moya Fombellida
Miro la catenaria
como si tú aún
tomaras el tranvía.
Y miro, sin mirar, el cielo; huele
a pájaros y a nube,
a tabaco, a café.
Y me queman los ojos
y pienso en esos trenes de carbón
y en avivar el fuego y en Ariadna,
como si ella pudiera,
ahora que eres pan para la tierra,
mostrar el laberinto con un hilo
PuñosA Genís Ortega
Tus manos son de donde duele. ¿Quién
no ha mirado sus manos una noche
de profunda tristeza y de dolor
abrazarse a sí mismas de esa forma?
Si cuentas tus nudillos, nunca cuentes
sin esperanza ya, sobre las palmas,
uno a uno tus dedos
ni sus diez pulsaciones en ti misma.
No camines la sangre con los ojos.
Si dejas que se extiendan,
tus manos, son un cuenco
vacío, enamorado
y no piden perdón por lo que hicieron.
Lo hermoso vive libre y es salvaje,
como un hueco en la tierra
gota a gota llenándose de lluvia.
Disco rayado (Howlin’ Wolf)
Yo soy tú cuando soy yo.
PAUL CELAN
A Emilio Martín Vargas
Chester Arthur Burnett
nació en White Station, Mississipi;
trabajó de granjero,
hijo del algodón y de la tierra,
del amor y la ira,
de un demonio heredado en la pobreza,
porque los negros sólo heredan cosas negras
para cantarlas luego,
hasta que el cielo adquiere
ese extraño matiz de algunas nubes
que uno contempla absorto
y se deshace en ellas más arriba.
Muchas veces pensó
amarrarse a una cuerda
o clavarse un cuchillo en medio del estómago
o beber la cicuta como el que huye a Portbou.
Pero no se atrevió.
También murió de cáncer.
Me recuerda a mi padre.
Y a mi padre, tal vez,
también le recordara
al bueno de mi abuelo,
que jamás conocí.
Él me dio la pobreza en un disco de blues,
el algodón, la tierra,
la ira y un demonio.
La muerte se anticipa como un mantra.
La aguja se ha encallado
en una vena rota:
un eco lo repite y nos recuerda
ese aullido del lobo y de la luna.
Distancia
A Josep M. Rodríguez
Entre esa estrella y yo
la distancia es un punto.
Hoy vibra con lo mínimo el silencio:
dos cuerpos suspendidos
en medio de la nada.
Sol naciente
A mi padre in memoriam
Olía el cuarto a espliego,
aún no era de día.
Como si aún viviera,
mi padre,
vino a verme;
como si abriera el alma
un último candado
y la conciencia,
ese cristal tan limpio,
transcendiera al callarme lo que soy:
una casa naciente,
un sol de vidrio
No hay comentarios:
Publicar un comentario