Los finales de curso son siempre melancólicos: rostros, voces y gestos que tal vez no vuelves a ver. Es imposible que el afecto no surja cuando te encuentras a diario durante nueve meses y creo que, aunque sea una cita obligada, el trato asiduo hace que se establezca entre nosotros, enseñantes y enseñados, una solidaridad exenta de pasión, en la que todos acabamos por mostrarnos como somos [...] Es también el momento de la despedida, cuando te das cuenta de que el vínculo que te une a tus alumnos es una goma elástica en la que ellos sujetan y estiran con firmeza uno de los lados y tú, aferrada desesperadamente al otro, con las fuerzas enervadas, intentas mantenerte, a sabiendas de que algún día -ojalá que dentro de mucho tiempo- la goma acabará rompiéndose y que, por supuesto, será por tu lado.
Fragmento del relato "La despedida",
que da título al libro de cuentos del escritor Javier Morales Ortiz.
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