Si esto es un hombre
La primera patrulla rusa avistó el campo hacia el mediodía del 27 de Enero de 1945 (…) Eran cuatro soldados jóvenes a caballo, que avanzaban cautelosamente, metralleta en mano, a lo largo de la carretera que limitaba el campo. Cuando llegaron a las alambradas se pararon a mirar, intercambiando palabras breves y tímidas, y lanzando miradas llenas de extraño embarazo a los cadáveres descompuestos, a los barracones destruidos y a los pocos vivos que allí estábamos (…) No nos saludaban, no sonreían; parecían oprimidos, más aún que por la compasión, por una timidez confusa que sellaba sus bocas y clavaba sus miradas sobre aquel espectáculo funesto. Era la misma vergüenza que conocíamos tan bien, la que nos invadía después de las selecciones y cada vez que teníamos que soportar un ultraje o que asistir a él: la vergüenza que los alemanes no conocían, la que siente el justo ante la culpa en la que incurre otro, que le pesa por su misma existencia, porque ha sido introducida irrevocablemente en el mundo de las cosas que existen, y porque su buena voluntad ha sido nula o insuficiente, y no ha sido capaz de contrarrestarla.
PRIMO LEVI
Yo siempre he sido el niño que se aguanta la risa
en el segundo banco de la iglesia
antes de engullir la hostia consagrada.
Un subdelegado votado medio en broma
que reclama imparcialidad ante los exámenes.
Siempre he sido la mancha en la pared
con complejo de rueda de repuesto.
El bufón llorando en el entierro de un amigo.
Yo soy aquel que por las noches te describe.
Ya sobreviví a mi propio holocausto.
Confieso que escribo en verso por pura pereza.
La huida hacia delante,
Ediciones de la Isla de Siltolá, 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario