XI. DÓNDE ESTÁN LAS LLAVES
Hay algo de siniestro en la conducta
de un virus que se afirma y se replica,
de un verso que organiza sus acentos
o un sentimiento ya cicatrizado.
Seguir es arrastrar lo que nos queda:
maletas somnolientas en la lluvia
y el párpado capaz de endurecerse.
Vivimos, y eso es todo, siendo nada:
las llaves de una casa abandonada.
XII. CONJUGACIONES
Ahora que soy pequeño como el prólogo de un sueño
y mis zapatos húmedos aprenden a volar,
no quieras ya tirar de la costura del recuerdo,
no vayas a quedarte, como el sol, a medio arder.
No hay nada tan urgente que no sea irremediable
caer en que no puedes pronunciarlo sin mentir.
Es la palabra el único tesoro que persiste:
el lápiz con que puedas dibujar cualquier color.
XIII. DUDA METÓDICA
Llama 300 veces a la puerta.
Por último, alguien abre y le confirma
que no hay nadie. Se marcha, satisfecho.
XIV. PROSAÍSMOS
Escala descendente de evidencia.
Vivimos entre otros. Con los otros.
Por los otros, tal vez. Unos por otros,
como quien va pasándose la china.
Un día te la ligas. Y la palmas.
El agua siempre encuentra su camino
(Prólogo de Luis Alberto de Cuenca)
Alejandro González Terriza
Renacimiento, 2016
Buen entresaque del libro. Lo resume sin que pierda interés el lector en querer leer más.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario: la verdad es que resulta difícil transmitir una mala imagen del libro, porque merece la pena.
ResponderEliminarUn saludo y hasta otra.