Vivir en la Frontera significa
que no eres hispana
india negra española
ni gabacha, eres
mestiza, mulata, half-breed
atrapada en el
fuego cruzado entre bandos
con las cinco
razas sobre tu espalda
sin saber a qué
lado mirar, de cuál huir;
Vivir en la Frontera significa saber
que tu parte india, traicionada durante 500 años,
ya no te habla,
que las mexicanas os llaman rajetas,
que negar a la
anglo que hay en ti
es tan malo como
haber negado a la india o la negra;
When you live in the Borderlands
la gente te pasa
de largo, el viento te roba la voz,
eres burra, buey,
chivo expiatorio,
precursora de una
nueva raza,
mitad y mitad
–hombre y mujer, ninguno–
un nuevo género;
Vivir en la Frontera significa
poner chile en el
borscht,
comer tortillas
integrales
hablar Tex-Mex con
un Brooklyn accent;
que te pare la
migra en los controles fronterizos;
Vivir en la Frontera significa luchar fieramente para
abstenerte del
dorado elixir de la botella,
de jalar el
gatillo de la pistola,
la soga que
destroza el hueco de tu garganta;
En la Frontera
tú eres el campo
de batalla
en el que los
enemigos se confunden;
eres una extraña
en tu casa,
los conflictos se
han solucionado
la descarga de
disparos ha roto la tregua
estás herida,
caída en combate
muerta,
defendiéndote;
Vivir en la Frontera significa
que los afilados
dientes blancos quieren hacer jirones
tu piel
roja-aceitunada, machacar la pulpa, tu corazón
golpearte
aplastarte estirarte
hasta que huelas a
pan blanco, pero muerta;
Para sobrevivir a las Borderlands
debes vivir sin
fronteras
ser un cruce.
Gloria Anzaldúa
(Traducido por María López Ponz
para Emplumadas, una antología de poesía chicana
que próximamente será publicada por Ediciones Liliputienses)
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