XXII
ANHEDONIA
Ojalá aprovechara mi vida
tanto como el tubo de pasta de dientes.
@elbaronrojo
Hace meses que recorro
un mismo camino entre la cama,
la cocina y mi portátil. No trabajo.
La vida entera es este abismo
de esperar a que cargue el sistema,
de intentar que la leche no hierva,
de resignarse a que nada suceda.
Una lucha cuerpo a cuerpo
entre mi cuerpo y la desidia.
La cama. La cocina. Mi portátil.
A veces mi propio zulo y a veces una vasta extensión yerma
de irregular topografía, donde a veces llegan
extraños ruidos, ignotas voces,
remotos crujidos de madera.
Por las mañanas, invento oficios a mi medida:
redactor de estados de Facebook,
crítico de vídeos en YouTube,
comentarista anónimo
en páginas web porno.
Por las tardes, arrastro mi abulia entre los libros,
finjo leerlos, que me interesan,
y descongelo cualquier cosa para la cena.
Vivir era esto:
procurarse ciertas calorías,
realizar, en ocasiones, la cópula.
Intentar que de esta rutina infecta
salga de vez en cuando algún poema.
Vivir era esto:
una batalla perdida contra el polvo,
Sísifo pagando facturas eternas.
Vivir era esto:
recorrer el camino que media
entre la joven promesa
y otro bala perdida.
Suplicaréis clemencia,
Ediciones de la Isla de Siltolá, 2015.
wooo, actualmente estoy en un episodio depresivo relativamente fuerte, llevo algunos días sin salir, y en este oficio inventado de curador de blogs, encontré tu poema que me hablo de lo que hago todos los días
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