Creo que nadie se escandalizará si repito aquí la obviedad de que La Isla de Siltolá se ha convertido en una de las editoriales de poesía más sólidas del momento.
Sin embargo, lejos de conformarse con eso, parecen empeñados en crecer, lanzando colecciones de novela, relatos o aforismos.
En esta última colección han salido recientemente libros tan interesantes como Hielo seco de Isabel Bono, Hablando solo por la calle, de Javier Salvago, El silencio escribe con tijeras de Luis Arturo Guichard o Ley de conservación del momento de Ana Pérez Cañamares, que no para. De esta última autora voy a destacar algunos "pecios", que diría Sánchez Ferlosio, especialmente agudos y sin haber tenido que sacrificar su magnífica capacidad de crítica social (recordemos que Economía de guerra puede ser uno de los mejores (y más necesarios) libros de poesía de los últimos años):
En casi todas las reglas, interesa ser la excepción.
La niebla convierte el paisaje en japonés.
Detrás de un provocador siempre hay un niño que quiere llamar la atención.
Sin expulsión mediante, no hay quien abandone un paraíso.
El reloj interno que te despierta a las siete del sábado es el capitalismo hecho entraña.
Por otra parte, un libro que llama especialmente la atención de esta colección es Antiaforismos (aforismos de mierda) de Jaime Sánchez Martín. En él, podemos leer reflexiones como estas:
La literatura no es universal, es artificial.
El lector medio no es lector.
En la playa de la literatura, el aforismo es la papelera.
En la geografía de la literatura el aforismo es el golfo.
En el carnaval de la literatura el aforismo es el Kichi.
En el mito del aforismo no hay ninguna caverna.
La Constitución Española es un aforismo mal escrito.
Hay que leer un haiku dos o tres veces para no entenderlo.
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