Hoy, dado que se cumplen 71 años desde que el Ejército Rojo liberó el campo de concentración de Auschwitz, es un buen momento para recordar mi mayor intento (frustrado) de escribir un poema épico... que acabó en un tan triste como valiente acto de amor cotidiano y eterno.
Forma parte de Diario de un puretas recién casado, mi nuevo libro, recién publicado por Ediciones Liliputienses y su título se debe a que fue inspirado por esta canción:
When the soldiers are singing
Toda vida es un proceso de demolición.
Francis Scott Fitzgerald
Imagino a mi mujer imaginándose
con otro sin esta tripa temeraria,
que ya no espanto ni disparando
una salva de verduras de advertencia
al principio de cada comida.
No sé.
Quizás él no empiece tantos libros
ni sea un fiera en los chistes malos,
pero sé que una mujer necesita
modelos de gama alta que enciendan
sus más bajas pasiones terrenales.
La política de contención ha fracasado:
el enemigo avanza camuflado en la rutina.
Y pongo el despertador una hora antes
para ver si hay huevos de correr un rato.
Pero me quedo mirando fotos viejas
con los ojos llorosos
y los michelines acojonados.
Y empiezo una paja en silencio
con más pena que ganas y cayendo
en derivas metafísicas: supongo
que existe un yo distinto en otra
dimensión sin extra de queso,
que se levanta temprano sin problemas
a ejercitar sus músculos de acero.
Pero, quién sabe: tal vez lo haga
porque necesita remarcarse
los abdominales por algo parecido
a lo que a ti te atenaza ahora.
Al fin y al cabo, la mujer de tus sueños
nunca estará contenta en tus pesadillas.
Déjate de cuentos, Víctor, y asume
en qué te has convertido aquí y ahora:
una caricatura de ti mismo
condenada a un aterrizaje
de emergencia o un declive progresivo.
Pero también, no lo olvides, sigues siendo
un soldado que sabe jugar sucio
y conoce el campo de batalla.
¿Eres o no un veterano dispuesto
a dejarse matar por su única patria?
Varón que arrastra sus setenta
y seis kilos de peso y diecisiete
centímetros kamikazes desplegados
a tiempo de acabar con esta guerra
en un redentor polvo mañanero.
Sal ahí, muchacho. Demuestra
de qué madera estás hecho.
POEMAZO.
ResponderEliminar¿Dónde se puede comprar el libro?
Saludos,
R.H.
Perdona, R.H.: veo ahora que se me había pasado contestarte... Lo siento mucho, no sé por qué no lo había visto.
ResponderEliminarEl libro se puede encontrar en algunas librerías, como La Puerta Tannhauser de Plasesncia o Siltola Libros&Vinos en Sevilla.
Además, puedes solicitarlo por e-mail a elblogliliputiense@gmail.com
Perdona el retraso, en todos los sentidos.
Un saludo
Yo no soy una entendida en literatura y por ello no voy a intentar hacer una crítica de tu poema, simplemente me voy a limitar a comentarlo. Tal vez te sirva para tener un punto de vista "de ciencias".
ResponderEliminarPara mi gusto el poema no empieza nada bien (imaginándote a tu mujer imaginándose con otro, qué mal asunto ¿no?).
Y después de poner el despertador temprano y levantarte ¿te quedas mirando fotos antiguas? Hombre, ya que has hecho el esfuerzo de levantarte...ya sal a correr, o a dar un paseo.
Me salto los tres siguientes párrafos.
En el siguiente ya vuelves a hablar negativamente sobre ti: caricatura, aterrizaje de emergencia, declive progresivo. Consideraré que lo siguiente del soldado de batalla es algo positivo.
En general me sigue pareciendo un poema negativo hacia tu persona. Pero bueno, como te comentaba al principio yo no soy una entendida en la materia, me he limitado a comentar lo básico, que estoy segura que tiene más de una interpretación.
De lo poquito que he leído de los poemas que has escrito me parecen complejos y muy cargados de significado, pero a la vez tienen un toque de humor y de espontaneidad que no te deja indiferente, es muy distinto a la literatura tradicional, quizás seas uno de los autores de las nuevas generaciones. Admiro a la gente que ha tenido tiempo de escribir un libro. Ánimo y sigue adelante!!!
Muchas gracias por tu comentario y por tus ánimos :)
ResponderEliminarUn saludo