El gran Antonio Orihuela, a quien no tengo el gusto de conocer en persona pero cuyos poemas han aparecido alguna vez citados por aquí, lleva, además de una envidiable carrera poética marcada por el compromiso, el blog de Voces del Extremo, muy recomendable y al que se puede acceder desde este link.
En él ha tenido a bien publicar 2 poemas inéditos míos que pertenecen a un proyecto muy crítico y político que estoy escribiendo. Dejo aquí el enlace y a continuación el primero de esos poemas, dedicado a Víctor Martín Iglesias y su nuevo libro Suplicaréis clemencia:Suplicarás clemencia
Dedicado a Víctor Martín Iglesias
Tú has sido feliz comiendo pescado crudo
mientras el Estado Islámico proseguía
el rodaje de su reality genocida financiado
por oscuros intereses occidentales.
Y has trabajado de esquirol en gasolineras,
celebrando los precios sorprendentemente bajos,
antes de volver a montar en tu coche pensando
que, al fin y al cabo, la gasolina no huele
demasiado peor a como lo hace el dinero.
(El embriagador efluvio del capitalismo
que llena todo de aroma a papel oxidado).
Tú has mirado másteres en universidades
privadas sabiendo que eran una estafa
solo porque ese timo quizás te saldría a cuenta.
Y, si al final no te matriculaste, no fue por principios
sino por problemas de horarios, tiempo o ganas.
Y defendías a la educación pública en Facebook,
bares y camisetas que tenían que morderse
el labio para no dejarte en evidencia.
Tú has seguido los desahucios en tu ciudad
por Twitter retuiteando a los que pedían ayuda
y, cuando te has cansado, has puesto música
o la tele, te has servido una copa o le has contado
a tu novia lo asqueroso que es este mundo
antes de cambiar de tema y encargar una pizza
a una multinacional que explota a sus empleados
Y te relamías, hijo de puta,
y te ayudabas con vino para pasar la bola
que se formaba en tu conciencia y tu garganta.
Y, cuando te aburrían las noticias,
buscabas una serie o una peli o porno
y decías que descanses, amor, hasta mañana,
voy a quedarme a ver si escribo algo.
Tú has estirado tus noches metiéndote
tiros de una cocaína lamentable
que muy posiblemente servía para financiar
algún grupo terrorista nacional o extranjero.
Y te has comprado libros de ideología
comunista a precios de risa
debido al monopolio de Amazon.
Y los has leído asintiendo con vehemencia,
pensando que el mundo sería un lugar menos malo
si hubiera más personas como tú.
Tú, que has cerrado el puño de tus manos
manchadas de sangre, has recurrido
a somníferos sin receta que censuraran
esa mínima oposición que, sin éxito,
intentaba organizarse en tu cabeza.
Tú has intentado escribir este poema
para salvarte y solo te ha servido
para firmar tu sentencia.
Ya es demasiado tarde para salir corriendo.
Han llegado los bárbaros.
Suplicarás clemencia.
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