Pido lo imposible
Pido lo imposible: ámame siempre.Ámame cuando no nos quede el deseo.
Ámame con la dedicación de un monje.
Cuando el mundo en su entera totalidad
y todo aquello que te es sagrado vayan
en mi contra: ámame aún más.
Cuando la ira te invada y no tenga nombre: ámame.
Cuando cada paso desde casa al trabajo te agote:
ámame; y recórrelo de nuevo.
Ámame cuando te aburras—
cuando cada mujer que veas sea más bella que la anterior,
o más patética, ámame como siempre lo has hecho:
no admirándome ni juzgándome, sino con
la compasión callada
que guardas para ti.
Ámame mientras saboreas tu soledad,
la anticipación de tu muerte,
los misterios de la carne, que se desgarra y remienda.
Ámame como al recuerdo más preciado de tu niñez—
y si no encontraras ninguno—
imagínalo e imagíname contigo.
Ámame ajada como me amaste fresca.
Ámame como si fuera eterna—
y yo haré de lo imposible
una mera acción,
amándote como lo hago.
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