jueves, 24 de mayo de 2012

Diglosia II: Crímenes perfectos/ Perfect crime


Pues tened por seguro que nunca me ha ocurrido nada tan triste, que de nada me he sentido tan culpable, que nada me ha procurado tantos remordimientos. Cada vez que me acuerdo de aquella mujer, todavía, (…) se me hace un nudo en la garganta, me entra un extraño hormigueo y se me suben de no sé dónde una compasión y una piedad inagotables, un sombrío desconsuelo. Por esa razón lo cuento.

Kalé heméra
Gonzalo Hidalgo Bayal



Simplemente estuve en el lugar adecuado
en un momento inoportuno de su vida.
Nos encerramos seis días luminosos
en un hostal sórdido de nombre impronunciable.
Juré que nunca le haría daño,
engolando la voz con ademanes de político.
Y acabó siendo una mentira
(o tal vez lo fuera desde el principio).

Romper el corazón de una desconocida
En una ciudad lejana y huir sin dejar rastro,
mail, ni número de teléfono. Tal vez sí es posible
el crimen perfecto.

Just was I at the right place
in a wrong moment of her life.
We shut ourselves for six bright days
Up a dark, unnameable hotel.
I swore to never hurt her,
Theatrical and solemn like a politician.
And it ended up being a lie
(Or maybe like that it began).

To break the heart of a stranger in a remote city,
And leave without a trace,
a phone or a mail address. So, possible it is
the perfect crime.


(Versión al inglés de María López Ponz. Sí, aunque parezca mentira, el "original" era en castellano. Aunque, como escribe José María Cumbreño en un poema que, a la postre ha resultado ser el epígrafe de la tesis de María López Ponz, a estas alturas de la película, resulta imposible distinguir entre originales, versiones y copias:

Lo cierto es que la versión, por mucho que disimule, envidia la seriedad de la copia.
Y que a la copia, aunque no lo admita, lo que realmente le gustaría sería llevar la vida frívola de la versión.
En cuanto al original, en fin, dicen que existir existe, pero nadie lo ha visto nunca.

El original, la versión y la copia. José María Cumbreño)

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