martes, 26 de diciembre de 2017

Días de irresponsable plenitud

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Lucía un buen solete y había gente que aprovechaba la tibieza en las terrazas de los cafés. El boulevard de las Ramblas estaba vistoso: circulaban banqueros encopetados, militares graves, almidonadas amas que se abrían paso con las capotas charoladas de los cochecillos, floristas chillonas, estudiantes que faltaban a clase y se pegaban, en broma, riendo y metiéndose con la gente, algún tipo indefinible, marinos recién desembarcados. Teresa brincaba y sonreía, pero pronto se puso seria.
-El bullicio me aturde. Sin embargo, creo que no soportaría ver las calles vacías: las ciudades son para las multitudes, ¿no crees?
-Veo que no te gusta la ciudad -le dije.
-La odio. ¿Tú no?
-Al contrario, no sabría vivir en otro sitio. Te acostumbrarás y te sucederá lo mismo. Es cuestión de buena voluntad y de dejarse llevar sin ofrecer resistencia.

En la Plaza de Cataluña, frente a la Maison Dorée, había una tribuna portátil cubierta por delante por la bandera catalana. Sobre la tribuna disertaba un orador y un grupo numeroso escuchaba en silencio. -Vámonos a otra parte –dije.
Pero Teresa no quiso.
-Nunca he visto un mitin. Acerquémonos.
-¿Y si hay alboroto? –dije yo.
-No pasará nada -dijo ella.
Nos aproximamos. Apenas si se oían las palabras del orador desde aquella distancia, pero, debido a su ventajosa posición sobre la tribuna, todos podíamos seguir sus gestos vehementes. Algo creí entender sobre la lengua catalana y la tradició cultural i democràtica y también sobre la desídia voluntària i organitzada des del centre o pel centre, frases fragmentadas y aplausos y tras ellos frases que se diluían en el ronroneo de los comentarios, gritos de molt bé! y el inicio deslavazado y arrítmico de “Els segadors”.
Por la calle de Fontanella llegaban guardias de a pie, de dos en fondo, portando cada uno su mosquetón; se alinearon en la acera, de espaldas al muro de los edificios y adoptaron la posición de descanso.
-Esto se pone negro –dije.
-No seas miedoso -dijo Teresa.

Los cantos proseguían y se intercalaban gritos subversivos. Un joven se apartó del ruedo de oyentes, tomó una piedra y la lanzó con furia contra las vidrieras del Círculo Ecuestre. Al hacerlo se le cayó el sombrero.
-Fora els catalans! -decían ahora.
Una figura vestida de negro, de barba cana y rostro de ave apareció en una de las ventanas. Extendió los brazos y gritó: Catalunya! Pero retrocedió al ver que su presencia provocaba un aluvión de piedras y una salva de pitos. -¿Quién era? -preguntó Teresa.
-No lo vi bien –dije-. Me parece que Cambó.

Entretanto los guardias del piquete seguían impertérritos, en espera de las órdenes del oficial que sostenía una pistola. Por la Rambla de Cataluña bajaban grupitos a la carrera, enarbolando cachiporras y gritando ¡España Republicana! por lo que supuse que serían los “jóvenes bárbaros” de Lerroux. Los separatistas les arrojaron piedras, el oficial de la pistola hizo una seña y sonó un cornetín. Hubo piedras para los guardias, volvió a sonar el cornetín, se montaron los mosquetones. Los “jóvenes bárbaros” golpeaban a los separatistas, que respondían a las cachiporras con piedras y puños y puntapiés: eran más numerosos, pero contaban con mujeres y ancianos inútiles para la refriega. Cayeron algunos cuerpos al suelo, ensangrentados. Los guardias apuntaban a los contendientes, estoicamente plantados sobre las piernas separadas, aguantando las pedradas ocasionales. Por la calle de Pelayo apareció la caballería. Formaron ante el Salón de Cataluña con los sables desenvainados, luego avanzaron en abanico, primero al trote, poco a poco al galope y, por último, a rienda suelta, como un ciclón, por entre las palmeras, saltando por encima de los bancos y los parterres de flores, levantando polvaredas y haciendo vibrar el suelo con los secos pisotones. La gente huía, salvo aquellos que se hallaban enzarzados en la lucha cuerpo a cuerpo. Corrían en las direcciones expeditas: Rambla de Cataluña, Ronda de San Pedro y Puerta del Ángel. El orador se había esfumado y los “jóvenes bárbaros” desgarraban la bandera catalana. Los jinetes repartieron sablazos con la hoja plana sobre las cabezas de los fugitivos. Los que caían no se levantaban para no ser arrollados: se cubrían con las manos el cráneo y esperaban a que los caballos hubiesen pasado. Los guardias de a pie habían descrito un círculo cerrando la escapatoria por la Puerta del Ángel y disparaban al aire, tiros sueltos. Algunas personas cogidas entre los jinetes y los de a pie, alzaban los brazos en señal de rendición. Habíamos corrido, al principio, hasta las Ramblas y nos mezclamos con los paseantes. Al poco rato apareció un grupo de policías que llevaba en el centro a tres individuos esposados. Los individuos se dirigían a los transeúntes diciendo:
-Ya ven ustedes, siempre pagamos los mismos.

Los transeúntes se hacían los sordos. Nosotros seguíamos corriendo cogidos de la mano. Eran días de irresponsable plenitud, de felicidad imperceptible.

La verdad sobre el caso Savolta,
Eduardo Mendoza.
Seix Barral, 1975

Tarjeta navideña de una puta de Minneapolis (Tom Waits)


Ey, Charlie, estoy embarazada,
y vivo en la Calle 9,
justo encima de una sucia librería,
esquina con la avenida Euclid.
Ah, por cierto, he dejado de drogarme
y de tomar whisky.
Mi hombre toca el trombón,
y trabaja en la autopista.

También dice que me quiere,
y, aunque no sea su hijo,
dice que lo va a criar
como si fuera suyo.
Y me dio un anillo
que llevaba su madre,
y me lleva a bailar
todos los sábados por la noche.

Ey, Charlie, me acuerdo de ti
cada vez que paso
por una gasolinera,
por toda esa grasa
que llevabas en el pelo...
S,  todavía tengo ese disco
de Little Anthony and the Imperials,
pero alguien me robó mi tocadiscos,
¿qué te parece?

Eh, Charly, casi me vuelvo loca
cuando engancharon a Mario,
así que me volví a Omaha
a vivir con mi gente.
Pero todos los que conocía
estaban o muertos o en la cárcel.
Entonces me volví a Minneapolis,
esta vez creo que me quedo.

Eh, Charlie, creo que soy feliz,
por primera vez desde mi accidente,
pero ojalá tuviera toda el dinero
que solíamos gastarnos en droga...
Ah, me compraría un negocio de autos usados,
pero no vendería ninguno:
simplemente conduciría
uno distinto cada día,
según cómo me sienta.

Ey, Charlie, por Dios santo,
¿quieres saber la verdad de todo esto?
No tengo marido,
no toca el trombón,
y necesito que me presten dinero
para pagar el maldito abogado.

Y, Charlie, ey,
me van a dar libertad bajo palabra,
pasa a verme el día de San Valentín.


Hey Charlie i'm pregnant
and living on the 9th Street
right above a dirty bookstore
off Euclid Avenue
and i stopped takin dope
and i quit drinkin whiskey
and my old man plays the trombone
and works out at the track

and he says that he loves me
even though its not his baby
and he says that he'll raise him up
like he would his own son
and he gave me a ring
that was worn by his mother
and he takes me out dancin
every saturday night.

and hey Charlie i think about you
everytime i pass a fillin station
on account of all the grease
you used to wear in your hair
and i still have that record
of little Anthony  The Imperials
but someone stole my record player
now how do you like that?

hey Charlie i almost went crazy
after mario got busted
so i went back to omaha to
live with my folks
but everyone i used to know
was either dead or in prison
so i came back to minneapolis
this time i think i'm gonna stay.

hey Charlie i think i'm happy
for the first time since my accident
and i wish i had all the money
that we used to spend on dope
i'd buy me a used car lot
and i wouldn't sell any of em
i'd just drive a different car
every day, dependin on how
i feel

hey Charlie for Chrissakes
do you want to know the
truth of it?
i don't have a husband
he don't play the trombone
and i need to borrow money
to pay this lawyer
and charlie, hey
i'll be eligible for parole
come valentines day

sábado, 23 de diciembre de 2017

Farsantes, víctimas, imbéciles o niños: señoritos de mierda

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Impresionantes e impresionados de sí mismos, misteriosos prestigiosos y prestigiándose avanzan lentos y graves por los pasillos de la Universidad con libros extraños bajo el brazo (…). Crucificados entre el maravilloso devenir histórico y la abominable fábrica de papá, abnegados, indefensos y resignados llevan su mala conciencia de señoritos como los cardenales su púrpura, a párpado caído humildemente, irradian un heroico resistencialismo familiar, una amarga malquerencia de padres acaudalados, un desprecio por cuñados y primos emprendedores y tías devotas en tanto que, paradójicamente, les envuelve un perfume salesiano de mimos de madre rica y de desayuno con natillas. (…) Empero también esto, lejos de perjudicarles, les favorece: así son mártires por partida doble, veteranos de dos frentes igualmente mitificados y decepcionantes. Pero la juventud muere cuando muere su voluntad de seducción, y cansado, aburrido de sí mismo, aquel esplendoroso fantasma del tormento se convertiría con el tiempo en el fantasma del ridículo personal, en un triste papagayo disecado, atiborrado de alcohol y de carmín de niñas bien, en los miserables restos de lo que un día fue espíritu inmarcesible de la contemporánea historia universitaria. Y la veleidad y variedad de voces en el coro, el orfeónico veredicto: alguien dijo que todo aquello no había sido más que un juego de niños con persecuciones, espías y pistolas de madera, una de las cuales disparó de pronto una bala de verdad; otros se expresarían en términos más altisonantes y hablarían de intento meritorio y digno de respeto; otros, en fin, dirían que los verdaderamente importantes no eran equellos que más habían brillado, sino otros que estaban en la sombra y muy por encima de todos y que había que respetar. De cualquier modo, salvando el noble impulso que engendró los hechos, lo ocurrido, esa confusión entre apariencia y realidad, nada tiene de extraño. ¿Qué otra cosa puede esperarse de los universitarios españoles, si hasta los hombres que dicen servir a la verdadera causa cultural y democrática de este país son hombres que arrastran su adolescencia mítica hasta los cuarenta años?
Con el tiempo, unos quedarían como farsantes y otros como víctimas, la mayoría como imbéciles o como niños, alguno como sensato, ninguno como inteligente, todos como lo que eran: señoritos de mierda. 
Últimas tardes con Teresa,
Juan Marsé,
Seix Barral, 1966 

lunes, 18 de diciembre de 2017

Love story: Silvia Charro y Simón Pérez (poemazo de María Bastarós)



Ya te dijeron
las amigas del pueblo
que no te liaras
con un tipo del trabajo
que ibas a tener problemas
que si cortabais
sería más duro
el coincidir cada día 
el gestionarse los dramas 
Pero tú
estabas tan enamorada
con tanta mariposa desbocada
que no lo pensaste
te metiste de lleno
Y llegaron
las mañanas de ensueño
las noches en vilo
la cháchara interminable
las fotos comprometidas
Y a los tres meses 
como siempre pasa
sucedió la crisis
la bronca salvaje
los whatsapps distantes
Y sabes
que hoy será
ese día duro
de verse en el curro
de mirarse a los ojos sabiendo
que lo vuestro ha terminado
Y te pones
un poquito cardiaca
Y desayunas
unos seis carajillos
tres gin tonics sin tonic
y acabas abriendo 
La cajita sagrada
de las sobras de los afters 
Y te comes
un cuartito de pirula
sólo para relajar
y dos rayas de farlopa
para sentirte más fuerte
y otro cuarto de pirula
para estar más inspirada
y una puntita de keta
que es el postre de los grandes 
Y ya algo envalentonada
coges el bus al trabajo
releyendo sus mensajes 
Y por fin llega el momento
y le miras a los ojos
y al instante estás segura
Él 
está 
tan hundido como tú 
ha recurrido a lo mismo
está guapo y destruido 
reluciente en su amargura 
Podéis volver a intentarlo
Estáis en el mismo punto
Pero eso
será luego
porque ahora
hay que centrarse
hay que ser
profesional 
Hay que hablar
en streaming 
de hipotecas
a tipo
fijo

martes, 12 de diciembre de 2017

"Tierra" (poemazo de Alberto Tesán)

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TIERRA

Apretar el gatillo sería lo correcto.
Y dejar para siempre de agachar la cabeza.
Un disparo certero entre los ojos
es el remedio a nuestros problemas.
La vida cansa y cansan los políticos,
las ideas mezquinas de un rebaño
decadente. Es tiempo de poetas
y de asesinos, tiempo de suicidas
y violadores, tiempo de actuar.
Porque cansa la vida y la verdad cansa,
la verdad putrefacta y única que nos venden,
que nos hacen tragar como cartón mojado
entre falsas promesas de un mundo habitable.
Es tiempo de actuar, tiempo de cambios.
El cargador está lleno y las balas
esperan, impacientes, su destino.
Pero no, siempre habrá alguien en la sombra,
un verdadero dios bañado en sangre
que manipule nuestras intenciones,
y se apodere de ellas, y las reduzca a polvo.
Siempre habrá una mano que maneje los hilos
y nos haga comer frente al televisor,
con el silencio familiar más triste,
mascando las imágenes que mecen nuestro sueño.

Piedras en el agua,
Alberto Tesán.
Pre-textos, 2004.

lunes, 11 de diciembre de 2017

"Psicología moral: filosófica, no psicológica" (poemazo de F.J. CHAMORRO)

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Psicología moral: filosófica, no psicológica 

Pedro Sánchez nunca ha hablado conmigo,
ni Mariano,
ni Albert,
ni Pablo,
ni Alberto.

Soy el poeta del diálogo.
Me gustaría que hablasen conmigo.

Mi casa no es como la de Bertín.
No tengo futbolín, ni vitrocerámica.
Mi cocina va a gas, con una bombona de las naranjas.

Hacemos matanza, hay buena carne.
Por qué no vienen a hablar conmigo, qué les pasa, soy un
[ciudadano,
podríamos comer costillas y secreto.

Mis padres también quieren, son buena gente.
Tenemos una casa, la hemos pagado, eso es ejemplar, todos
[lo saben.
Por qué no van a todas las casas de España.
Todas esas casas que los ciudadanos han conseguido pagar
[son hermosas.
Venid, os esperamos.

Somos diálogo, hablamos, tenemos familia, casas pagadas,
somos la democracia.
Tampoco Pablo Motos me ha invitado a presentar un libro.
Yo también quiero hacer experimentos y enfrentarme a la
[muerte.
Has invitado a todos, por qué a mí no, Pablo,
no lo entiendo, me gusta El Hormiguero, lo veré incluso
[cuando esté muerto.

Tampoco el Gran Wyoming me ha invitado al Intermedio,
será que no estoy a la altura, será que mis libros podrían no gustar, es un programa al que van tipos inteligentes y con trayectoria,
pero me da pena, me gustaría asistir algún día, sí, me encantaría.

Será que detestan la poesía, a los poetas, será que no somos
[dignos de sus programas.
Si alguna vez pasáis por Fregenal de la Sierra, no dudéis en avisar,
nos tomaremos una gran cerveza,
mi número es 655830123, soy de Orange,
llamadme vosotros, ahora no tengo llamadas gratis,
lo gratuito escasea
también miro todos los días el correo
escribidme a franciscochamorrocamison@gmail.com
pero sin faltas de ortografía
eso no por favor
os lo pido desde el corazón.

Liberalismo político.
Francisco José Chamorro.
XX Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal.
Ediciones Hiperión, 2017

sábado, 9 de diciembre de 2017

"Sara" (un poema de Natalia Figueroa)


SARA

Últimamente no duerme bien:
piensa demasiado en el sexo
y en la independencia económica.

La templanza emocional
no nutre caracteres desquiciados
o románticos.
Actitudes pueriles
de cuando quiso mejorar su entorno.

A punto siempre de borrar
entrar al lugar del que ya indagó
seducida por la idea de rebajarse.

Problemas de sensibilidad en los pechos:
no siente como antes.

Una mujer sola siempre llama la atención en un pueblo.
Natalia Figueroa.
Ediciones Liliputienses, 2017.

sábado, 2 de diciembre de 2017

"Carta de presentación de un poeta cualquiera"

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CARTA DE PRESENTACIÓN DE UN POETA CUALQUIERA

Si no puedo persuadir a los dioses del cielo,
moveré a los de los infiernos.
Virgilio

Estimado editor,

te envío un libro con la esperanza de que te guste.
Lo he escrito con mucho cariño
y, aunque no soy el más adecuado para juzgarlo,
desde la más absoluta modestia
creo 
que puede ser un libro importante.

Es cojonudo, en serio, léetelo.
Es el mejor libro del mundo.
Vas a hincharte a vender y yo a firmar autógrafos
con este libro.
Me va a doler la mano de firmar
y los huevos de follar con este libro.

Podemos hacerlo, léelo.
A poco gusto que tengas va a encantarte.
A todos mis amigos les encanta.

Tengo muchos amigos, miles de amigos en Facebook
y miles más en Twitter e Instagram,
y todos me preguntan continuamente por mi libro,
y todos, absolutamente todos, están deseando comprarlo.

Hay varios editores interesados,
pero prefiero hacerte a ti el favor.

Publica mi libro, hijo de la gran puta.
Sabes que lo merezco. 
Sé dónde vives.
Conozco tu coche.
Te estaré vigilando.

Con cariño y admiración, 
un poeta cualquiera.


Ritmo latino,
Jorge Barco Ingelmo.
Visor, 2017